Capítulo 19
1655palabras
2023-09-20 11:23
Los señores Morotova se niegan a creer que su hijo Taylor haya raptado al pequeño Esteban. Ellos alegan que es un error y que pudo haber sido alguien más que le quiere hacer daño a Pamela.
―Quizá algún amante suyo está molesto porque ahora su esposo ha aparecido y quiera tomar acciones al sentirse engañado. ―Comenta el señor Brandon Morotova.
―Entonces, ¿cómo justifica el hecho de que Taylor no le atienda las llamadas?
Claro, el flamante idiota debe de ir en camino a saber para donde con mi bebé y ustedes defendiendo sus fechorías. ―Reclama con desesperación.
Los padres de Taylor, al nomás enterarse de la desaparición de su nieto, han tomado vuelo de inmediato para la casa de Pamela, les acompaña un grupo de hombres miembros de su seguridad para comenzar con la búsqueda del pequeño si este no aparece en el lapso de unas horas.
―No te preocupes, mi nieto volverá a ti y si es así como tú lo dices, yo mismo me encargaré de darle su merecido al idiota de Taylor. ―Prometió el señor Brandon Morotova, ahora asumiendo que su hijo tiene mucho que ver.
Finalmente, llegó la noche y Pamela está mucho más desesperada al no tener noticias de su hijo y el padre, que ni siquiera se digna a comunicarse con ellos para decirles si se encuentran bien.
―Oh, qué tierna imagen, papá e hijo están a mi lado. Te advertí que Taylor te iba a quitar a tu hijo para convertirlo en nuestro, ahora somos una feliz familia de cuatro integrantes. ―Es lo que dice un nuevo mensaje de texto que Sandy le ha enviado a Pamela, acompañado de una fotografía.
―De prisa nuera, vuelve a llamar ahora que el teléfono debe estar encendido. ―Sugirió la señora Valquiria Estrada.
―Ya lo apagó, esa maldita solo lo usa para enviarme los mensajes y luego se deshace de él. ―Se queja la chica, sintiendo como si el caso no avanza en nada.
―Ni siquiera es el mismo que ella tenía cuando fue pareja de mi hijo, pero igual, el otro está apagado. ―Lamentó en conjunto la señora Valquiria.
―Yo presiento que algo no anda bien. Si analizamos las dos fotografías, en ambas Taylor está relajado y con los ojos cerrados, ajá eso es muy romántico porque también está semidesnudo. Pero, no les parece raro que apenas sean las ocho de la noche y mi hijo ya esté dormido.
Es verdad, Esteban también duerme tipo diez de la noche porque espera a que yo termine de planchar mi ropa que usaré el día después, no es normal que él ya esté dormido.
―¿Y si, los han drogado?
―Es lo más probable. Es por esa razón que debemos de darnos prisa y encontrarlos pronto.
―Ay, no, esa loca va a matar a mi bebé si se le pasa la mano con una sobredosis. ―Se quejó Pamela, segundos antes de desmayarse.
―Esto es muy duro, esposo mío, por favor has lo posible para que de inmediato den con el paradero de Taylor, puede ser que él también esté en peligro. ―Pidió la señora Valquiria.
Lo mismo que Pamela está sintiendo, yo también lo siento, con la diferencia de que mi hijo ya es mayor y se puede defender por su cuenta si tiene la oportunidad, mientras que su hijo aún es muy pequeño y no tiene conocimiento del bien y el mal. ―Puntualizó, poniéndose en el lugar de Pamela.
Dos médicos han llegado de emergencia a la casa de la pediatra Pamela Gonzáles, al enterarse de lo que está pasando con su pequeño han decidido estar cerca por si se presenta un problema tal como el de hace unas horas que por tanto dolor hasta perdió el conocimiento. Ahora le han inyectado un calmante para que se relaje aunque sea a la fuerza y no esté con el pendiente de su hijo.
Los hermanos de Taylor han llegado, tan pronto como su padre les ha puesto al tanto. Decidieron tomar un vuelo y ahora la casa de Pamela se encuentra invadida por la familia Morotova, esa misma familia a la que prometió hace años no volver a acercarse y ahora es la que le está brindando apoyo.
Fue hasta la mañana del día siguiente cuando la malvada Sandy volvió a enviarle un mensaje de texto acompañado de otra fotografía, además de un video en donde muestra al niño que está llorando, mientras que en el fondo se ve que Taylor sigue dormido, cosa que les hace sospechar aún más de que él no está consiente.
Afortunadamente, en esta ocasión sí lograron tomar los datos procedentes del teléfono del cual se están enviando dichas imágenes. Han quedado sorprendidos al detectar la ubicación, los datos indican que ellos se encuentran a menos de una cuadra de distancia.
Fueron a verificar y en efecto, allí hay un viejo hotel casi abandonado. El poco personal de servicio les informó que por la mañana llega una mujer junto a varios hombres armados, luego se marcha y vuelve hasta en horas de la noche.
El señor Brandon Morotova les ordenó a sus hombres que busquen en cada rincón de las habitaciones hasta encontrar a Taylor y al pequeño Esteban. Sabe que a Sandy no la encontrarán en este momento porque le dijo el personal que hace escasos cinco minutos ella se marchó y que no saben para donde.
―Señor, lo hemos encontrado.
Anunciaron finalmente dos hombres de seguridad.
―Tiene que venir, estamos en el tercer piso y es necesario que una ambulancia se haga presente porque ambos están inconscientes.
―No, no llamen a nadie. Nosotros mismos nos encargaremos de trasladarlos a la clínica donde mi nuera trabaja, no quiero que se haga un escándalo sobre la noticia de que mi hijo ha sido secuestrado. ―Ordenó el señor Brandon.
―Yo sabía que mi hijo no tiene arte ni parte en este asunto, todo es culpa de esa malvada mujer que se le metió hasta por las narices. ―Comenta, refiriéndose a Sandy.
El médico le comentó a Brandon que su hijo ha sido drogado fuertemente con una dosis alta de somnífero anormal, eso lo ha mantenido dormido e inconsciente.
Pamela se encuentra al lado de su suegra, por ahora no llora, está tranquila gracias a los calmantes que le han aplicado para controlar sus nervios.
El teléfono reposa en su mano, ella está pendiente de cualquier noticia que se trate de su bebé. De pronto este sonó y sin ver de quién se trata lo atendió, su mundo se le vino encima al escuchar la noticia que su compañera de trabajo le ha dado.
―Colega, ¿qué pasa que no has venido a ver a tu hijo? Él está muy mal y tú no te haces presente, eres una mala madre. ―Dijo, rompiendo la orden que el señor Brandon les dio.
―¿De qué hablas? ―Preguntó sorprendida.
―Oh, ¿no lo sabes? Tu hijo está en nuestra clínica y justo en este momento lo estoy trasladando al área de enfermería para que se le practique un lavado de estómago, tu hijo ha sido drogado con metanfetamina y necesitamos incluso limpiar su sangre.
Pamela no esperó más y le pidió a su suegra que la acompañe, ambas mujeres se sienten contentas pero al mismo tiempo nerviosas y preocupadas por la salud del bebé.
―Hija, no corras por favor, tú estás joven y, en cambio, yo puedo doblarme el tobillo. ―Renegó muy amablemente la señora Valquiria.
Y es que gracias a que la clínica queda demasiado cerca de la casa de Pamela van caminando, bueno, Pamela va casi corriendo y por eso su suegra le pide que tenga mucho cuidado al cruzar la carretera porque la ve que va como alma que lleva el diablo y ni siquiera voltea a ver a los lados.
Al volver a sus cinco sentidos, Taylor pidió ver a Pamela, él no sabe que el pequeño Esteban también estuvo a su lado durante las horas que estuvieron secuestrados.
Sin embargo, Pamela insiste en que no lo quiere ver porque es el culpable de que su hijo haya sufrido esos achaques.
―¿Qué haces en esta sala? ¡Aquí no eres bienvenido! ―Exclamó la chica al ver entrar al hombre que ella acusa de ser el culpable.
Fue el padre de Taylor quien le informó que el bebé también se encuentra en esa misma clínica en el área de pediatría.
―Amor, siento tanto que hayas tenido que pasar por este dolor de cabeza, sé que amas a nuestro hijo más que a nada en el mundo y créeme que yo también lo hago, es por eso que jamás sería capaz de hacerle daño.
Primero me mato yo antes que pensar en algo malo para él, créelo por favor. ―Habla Taylor, tratando de convencer a su amada.
―Desde que tú apareciste hemos comenzado a vivir una odisea, cuando estábamos sin ti éramos solo mi hijo y yo contra el mundo y a pesar de eso no teníamos problemas como los que ahora nos acechan.
Te pido que te alejes de nuestras vidas, mi hijo ya está grande y ahora no necesita de un padre que estuvo ausente desde que él estaba en mi vientre.
―Cúlpame de todo lo que quieras, mi amor. Pero dejarlos, eso no me lo pidas porque sabes que jamás va a pasar.
Estaré donde ustedes estén, te juro que no sé qué fue lo que pasó después de que dos hombres armados me fueron a sacar de tu casa, si no me crees, mira como lastimaron mi pierna por llevarme a la fuerza.
Tampoco tengo idea de cómo sabían que esa era la habitación en donde yo me estaba quedando, esto está muy confuso, Pamela.
Sin embargo, tengo mis sospechas y espero estar equivocado, porque de comprobarse de que esa persona tiene algo que ver, es decir, que le ha estado pasando información a quien llevó a cabo este hecho, te juro que no encontrará lugar donde pueda esconderse de mí.