Capítulo 10
1997palabras
2023-06-07 04:12
SARA
Cierro la puerta lentamente tras mi espalda, después de que el auto se haya ido, aunque no sé quién realmente iba allí. Agarro con más seguridad a Meredic entre mis brazos para no hacerla caer. Pero al sentirla tan liviana me preocupo. No es muy sano que una niña de su edad pese poco.
Necesito hablar con su madre sobre su alimentación, no quiero que le pase nada. Me moriría si le llega a dar algo, es tan importante para mí en este momento que lloraría nuevamente por una situación tan triste.
Desde que el que consideraba como a mi padre hirió a mi mama. Yo lidie con ese dolor hasta el día de hoy. Ese recuerdo no deja de doler y al ver personas enfermas hago todo lo posible para ayudarlas. Porque el recuerdo de mi madre viene hasta mí haciéndome nuevamente llorar y recordar viejos tiempos de tristeza y alegría con ella.
-Sara te encuentras bien, estas llorando. He hecho algo malo. Perdón. -Habla Meredic sacándome de mis pensamientos deprimentes.
-No, mi amor todo está bien -Sonrió- Pero si me preocupa que salgas sola te puede pasar algo. Prométeme que cuando quieras salir a cualquier lugar, me esperaras a mí o a tu mama.
-Lo hare.
-Prométemelo Meredic -Vuelvo a repetirle. Me preocupa que ella salga sola es demasiado pequeña y en las calles hay muchas personas malas.
-Te lo prometo Sara. Nunca más te hare llorar de nuevo. Te quiero mucho -Hermosa se preocupa por mí. Ya tengo mucho tiempo que alguien no lo hace que se siente tan bien que alguien lo haga ahora.
Después de esta declaración tan emotiva camino con ella tratando de mentalizar un nuevo juego para jugar con ella. Sin embargo no se me ocurre nada de nada.
-Meredic ¿Qué quieres hacer hoy?
-Jugar
- ¿Y qué quieres jugar?
-Pin pon.
- ¿Pin pon?
-Sí. Es divertido. Mi tío jugaba antes conmigo, como ya no viene, no lo hago. Ya que mami y papi siempre están ocupados.
-Entonces juguemos ¿Qué dices?
Escucharla hablar de esa forma produce una gran tristeza en mi corazón. Como puede ser posible que ese hombre se olvide de su sobrina que lo quiero bastante y lo considera como su héroe. Aunque no conozca a ese tío tengo unas ganas de soltarle unos de mis regaños. Aun así, no debo pensar mal, pero es inevitable ¿Cómo puede ser posible que el la deje sola y se olvida de que exista? Sé que lo mayores como nosotros tenemos cosas importantes, obligaciones en la cual preocuparnos sin embargo no debemos alejar a las personas que nos quieren y que nos aprecian.
-Entonces Juguemos pin pon ¿Que dices?
-Si juguemos -Ella comienza a saltar de alegría entre mis brazos que hace que saque una sonrisa involuntaria en mis labios. Pero el recuerdo de su bajo peso se presenta en mi mente.
- ¿Meredic ya comiste? -Pregunto con cautela.
-Sí, Mami me dio de comer ya que papi debía ir a trabajar.
Como ya comió ahora vamos a la diversión.
-Entonces donde jugaremos porque necesitamos las raquetas ¿Sabes dónde están?
-Se dónde están ¿Puedes bajarme Sara?
-Claro mi amor –Y así lo hago la posiciono lentamente en el piso.
-Ahora sígueme. Te mostrare donde están las raquetas.
Me dejo guiar por ella ya que coge mi mano derecha y me guía. Entramos por la puerta principal que se encuentra entreabierta. Cuando he pasado por ella logro ver a la lejanía a Mayra la señora de ayer. Aunque su porte la hace ver una persona seria no lo es, es súper cariñosa y bromista. Trabaja aquí hace diez años y se encarga de la comida.
Después de saludarla me concentro en Meredic la cual me conduce por varios pasillos largos que desconozco.
Claro que los desconoceré todavía no conozco la casa completamente.
Después de algunos minutos recorriendo los varios pasillos llegamos a una puerta de color negra que Meredic empuja con facilidad.
-Llegamos me anuncia mi pequeña –Y no puedo hablar ya que mis ojos se encuentran admirando todo lo que se encuentra en esta habitación. En la esquina izquierda hay una mesa de billar frente a ella se encuentra una mesa de pin pon súper moderna. En la parte derecha se halla un área para poder escalar con las cuerdas colgadas del arnés que cuelga esperando a ser usados. Entre otras cosas que no se pueden describir con palabras.
-Esto es increíble –Exclamo con asombro en el tono de mi voz.
Están increíble no hay palabras para describir este lugar tan magnífico.
-Mira Sara haya n -Me indica Meredic estirando su brazo y señalado a la mesa que acabo de describir.
- ¿Comencemos a jugar?
-Si
-Entonces que esperamos.
Y así jugaos tirándonos la pelota y puedo reconocer que Meredic es muy buena porque realmente yo soy un asco en esto. Debes en cuando venía Mayra a traernos algunos bocadillos que se perdían en el masticar de mis dientes y el gusto de mi lengua.
Cuando el reloj indica el medio día Meredic se para en la puerta.
-Hora de comer -Anuncia Mayra parada en la puerta.
-Quiero seguir jugando -Protesta Meredic y hay entro yo. No dejare que no coma está muy delgada y necesita coger peso.
-Meredic Necesitas comer.
-Pero quiero seguir jugando.
-Después lo hacemos Mi amor.
-Me lo prometes.
-Te lo prometo. Ahora a comer.
Y así la cojo entre mis brazos y nos guiamos hasta la cocina a deleitarnos con la deliciosa comida hecha por Mayra.
Cuando estamos sentados cada una en su taburete ya que a Meredic no le gusta comer en el comedor. Dirijo mi mirada hacia el frente donde Mayra se muevo de un lado al otro con gran agilidad vertiendo el contenido que se encuentran en las ollas en unos platos de porcelana color blanco.
A mis espaldas escucho como la puerta es abierta por el leve chirrido que hace ella cuando alguien la abre. Giro un poco mi rostro para poder ver a la persona que acabe de entrar y logro ver a La señora de la casa. Luna.
-Buenos Días Sara ¿Cómo estás?
-Buenos Días, estoy bien gracias y Usted.
-Perfecta.
- ¿Almorzara con Nosotras? –Pregunto.
-No lo Hare. Solo quería avisarte que te puedes ir hoy temprano.
-Bien Gracias.
-Te iras -Escucho la voz de Meredic tras mis espaldas, entonces giro.
-Si mi amor ya termino mi horario ahora tengo que irme.
-No te vayas... Prometo no hacerte llorar más.
-Mi amor...
-Dormiré todos los días temprano.
-Mi amor...
-No te vayas –Y sin habérmelo imaginado comienza llorar.
Me levanto de la silla y me acerco hasta ella.
-Mi amor no me iré. ¿Qué dices si después de comer vamos a leer uno de tus libros favoritos ¿Qué dices?
-No te iras
-No Mi amor no me iré o ¿Quieres que me vaya?
-No. No quiero. Quiero que te quedes junto a mí.
-Entonces comete toda la comida que preparo Mayra para ti.
-Si -Sonrió cuando ella ya está comenzando a meter cucharadas llenas de sopa a su boca con gran rapidez.
-Más despacio Mi amor.
-Sara Necesito hablar contigo, acompáñame -Habla la señora de la casa nuevamente.
-Muy bien la sigo.
-Sara no te vayas.
-Mi amor no me iré.
-Prometido.
-Prometido. Reafirmo con seguridad.
-Entonces donde vas.
-Voy hablar con tu mama en unos minutos regreso, tu solo come.
-Está bien aquí te espero no demores.
Camino atrás de ella saliendo de la cocina.
- ¿Qué se le ofrece?
-Mary esto es muy delicado para mí por favor entiéndeme. -Y hay espero lo peor.
-Lo hare -Afirmo con la poca seguridad que me queda.
-Sé que tienes una vida fuera de aquí al igual que tienes poco tiempo trabajando con nosotros, pero quiero hacerte una propuesta…Es de que vivas con nosotros…Mi hija nunca fue una persona apegada a las personas les tenía Miedo y a los únicos que interactuaba éramos su padre y yo al igual que mi hermano su tío. Hasta que llegaste tú mi niña la siento con más confianza…No me des una respuesta ahora solo piénsalo...Si.
-Lo tendré presente, gracias.
-Bueno yo me tengo que ir te encargo a mi niña. Que hasta ahora as hecho un excelente trabajo.
-Gracias. No será problema.
-Entonces hasta luego.
-Hasta luego.
Veo como su cuerpo se aleja a pasos lentos del área de afuera de la cocina perdiéndose en alguna parte de esta inmensa casa. Vuelvo a entrar a la cocina encontrándome con que Meredic ha terminado su sopa y ahora esta con el segundo que es una ensalada de vete raba con carne.
-Sara no te fuiste.
-No. No lo hice.
-Una promesa es una promesa. Ahora termina de comer va leer unos de tus tantos libros.
Y así se resume lo poco de la mañana yo comiendo a su lado mientras reímos con Mayra de su chiste súper agrio. Ahora me encuentro leyéndole unos de sus libros a Meredic, aunque ella ya se encuentra totalmente dormida y también voy por ese mismo camino. Aun así, me dejo llevar por la oscuridad de Morfeo.
Siento como mi piel se comienza a calentar y abro mis ojos rápidamente para saber cuál es el causante sin embargo solo me encuentro con oscuridad.
¿Cuánto tiempo ha pasado?
A mi lado se encuentra Meredic totalmente dormida. Entonces para no despertarla e incomodarla me levanto arropándola a ella de pies a cabeza y camino hacia la puerta donde se puede escuchar unos pares de voces que se alzan en el silencio.
Cuando abro la puerta logro ver frente a mí a los dos padres de Meredic y frente a ellos se encuentra un hombre que no le logro ver el rostro. Entonces decido a hablar para retirarme y no interrumpirlo más.
-Lo siento por interum…-La oración se queda en el aire al reconocer el rostro de la persona que en un poco tiempo arruino mi Vida -TU -Termino de hablar y el enojo que llevo guardando hace varios días se lo hago saber con una cachetada que le propina con mi mano derecha.
-Por su culpa perdí mi trabajo. -Grito con todo la fuera que corre por mis venas.
-Te puedo dar otro. -habla tan tranquilo que me da ganas de ahorcarlo.
-Es un descarado un idiota. Como lo puede decir de una forma tan tranquila desde que usted apareció mi vida se ha hecho un caos completamente. Primero me despiden del trabajo que me costó conseguir hace meses por quien por su culpa. Segundo el edificio donde vivía lo vendieron porque desde que usted apareció mi vida se ha arruinado. Ahora lo vengo a encontrar aquí y soy capaz de matarlo.
-Mi amor no reacciones así
-No me diga Mi amor usted no es nada para mí. Solo es un estúpido, idiota, tonto –Y así me voy acercando cada vez a él hasta que le propino el primer golpe en su mandíbula seguido de otro hasta que siento como mi cuerpo es jalado con rudeza
-Déjeme lo matare. Le enseñare que conmigo no se juega.
-Sara -En el momento que escucho esa voz tomo aire para tranquilizarme y le pido a la persona que me sostiene que me suelte y me sorprendo al ver a un hombre con los mismos rasgos de Meredic y puedo confirmar que se trata de su papa el esposo de la señora. Giro hacia la voz y me encuentro con una Meredic semi despierta restregándose sus hermosos ojos verdes.
-Sara que paso.
-Nada mi amor ¿Por qué piensas eso? –Me agacho hasta estar a su altura.
-Porque escuche gritos.
-No es nada mi amor.
Ella alza sus ojitos más haya de mí y en su rostro se comienza a formar una sonrisa.
-Tío -Grita Meredic pasando por mi lado corriendo. Entonces giro para buscar a ese tan tío para regañarle y me encuentro que el tío de ella es el hombre que recién acabo de golpear.
-La he cagado –Exclamó en bajo.