Capítulo 41
793palabras
2023-06-06 15:23
Gloria dio un paso adelante, tomó el brazo de Maverick y le sonrió dócilmente: "¿A dónde fuiste? Te he estado buscando por todas partes."
Él respondió con calma: "Solo salí a fumar."
Gloria se acercó a él. Al percibió el olor a tabaco en su cuerpo, se relajó de inmediato. "¿Podrías llevarme a casa? Estoy un poco cansada."
El hombre asintió y los dos se fueron.
Giselle, una vez sentada en el coche de Andrew, estaba indecisa si debería regresar a la casa de los Hawk o no. En ese momento, su teléfono sonó.
Fue un mensaje de Maverick. 'Nos vemos en la Villa Violet Country.'
Giselle guardó su teléfono y dejó salir una sonrisa.
Andrew la vio de reojo y notó la expresión de felicidad en su cara. "¿Pasó algo bueno?"
"Date la vuelta y llévame a la Villa de tu primo."
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Giselle estaba a punto de entrar en la Villa Violet Country cuando se dio cuenta de que Maverick había cambiado la contraseña.
No pudo contener sus risas. Parecía que estaba tratando de mantenerla fuera.
Se apoyó contra la puerta y golpeó el suelo con los dedos de los pies. Cuando contó hasta 180, Maverick volvió. Giselle le rodeó el cuello con los brazos al verlo llegar.
Se veía más atractiva que nunca.
"Querido... me está entrando hambre de tanto esperarte."
Se pegó aún más a él y le susurró a sus oídos.
Maverick parecía estar de buen humor, la tomó de la cintura con una mano, abrió la puerta con la otra y la llevó adentro.
Nada más cerrar la puerta, Maverick presionó a Giselle contra la pared. Ella lo miró con una sonrisa en su rostro, "Estás más impaciente que yo."
Para cuando todo terminó, el estómago de Giselle se había entumecido por completo y su mente estaba en blanco.
Al día siguiente, se despertó con un dolor de cabeza terrible y sentía el cuerpo muy débil.
Maverick estaba profundamente dormido a su lado, con su mano en su cintura. Aunque tuvo que hacer un movimiento brusco para acomodarse bien no lo despertó.
Giselle se quedó un rato contemplando su rostro. Era más adorable cuando estaba dormido. Se veía menos intimidante y más accesible.
Pensó en acariciarle el rostro, pero no tuvo las agallas para hacerlo. Decidió intentar volver a dormir y esperar a que la fiebre bajara después de una siesta.
Intentó volver lentamente a su posición original, pero en el proceso las manos de Maverick se apretaron alrededor de su cintura y la trajeron hacia sus brazos. Cuando ella miró hacia arriba sus ojos se encontraron.
Giselle sentía como si su corazón fuese a estallar en cada latido.
Los ojos oscuros de Maverick permanecieron fijos en ella. Tal vez era porque acababa de despertar, pero había un toque de ternura en su mirada.
"Qué…" Había una pizca de incertidumbre en su voz ronca. "¿Qué querías hacerme hace un momento?"
"Nada." Giselle se sintió culpable por haberlo despertado.
"Creo que tengo fiebre. ¿Puedes llevarme al hospital?" pidió ella.
Maverick se despertó del todo al instante. Tocó la frente de Giselle para medirle la temperatura. Estaba ardiendo.
Le dijo a Giselle que se levantara, ella asintió dócilmente y se levantó para vestirse.
A Giselle le costaba bajar las escaleras, pero él ni siquiera la ayudó como debía hacer un caballero.
Se subió al coche y la llevó directo al hospital.
Apenas Giselle bajó del auto, Maverick recibió una llamada de Gloria. No prestó atención a lo que ella dijo, en cambio, miró fijo a Giselle.
Giselle entendió más o menos quó era lo que Maverick quería transmitirle con esa mirada.
El hombre guardó su teléfono y le dijo: "Entra tú sola."
Sería mentira decir que no estaba decepcionada, pero la verdad es que le dolió un poco. Pensó que después de lo apasionada que fue la noche anterior, habría reparado un poco su relación con él.
Sin decir una palabra, cerró la puerta del coche y fue al hospital. Tenía 39,5 grados de fiebre.
El médico le preguntó si quería un tratamiento tradicional o antibióticos.
Ella eligió lo último. No quería andar arrastrándose luego.
Se acostó en la cama del hospital mientras la atendían. Cada vez que se enfermaba, soñaba con cosas raras.
En su sueño, vio a su madre, que había muerto una década atrás. Ella era una mujer hermosa, pero siempre se veía triste. Solía vestir ropas tradicionales, como si hubiera salido de una pintura de la época antigua. Se paró en el techo como si fuera a saltar.
Giselle le gritó ansiosamente desde el suelo, pero de repente era ella quien estaba de pie en el techo.
Se oyó a sí misma gritar el nombre de alguien. ¿Cómo era?
Al prestar atención pudo escucharlo bien.