Capítulo 39
840palabras
2023-06-06 12:30
Giselle se mentalizó para acercarse a Andrew y al hacerlo vio las naranjas en la mesa.
"Sabíamos que a Andrew le encantaban las naranjas, así que Rick y yo pasamos por la frutería en el camino," explicó Gloria.
Giselle se mantuvo en silencio y puso a un lado las que compró. Andrew tomó una y la sostuvo en la palma de su mano diciendo: "Las que compró mi novia serán más dulces y jugosas."
La expresión de Gloria cambió un poco, pero de inmediato miró a su pareja: "Rick, ¿no querías ir a las aguas termales? Vamos".
Maverick miró a Andrew y le preguntó: "¿Puedes levantarte? Vamos juntos".
Andrew asintió, "vamos."
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Todos partieron juntos al hotel de aguas termales. Como ya se estaba volviendo otoño, tomar un baño en las aguas termales sería divino. No solo aliviaría la fatiga, sino que también aumentaría la circulación sanguínea y sería bueno para la hidratación de la piel.
Probablemente Maverick quería traer a Gloria aquí para ayudarla a aliviar el estrés de todas las competencias que tuvo en el extranjero.
Era imposible que los cuatro compartieran la misma fuente termal. Ya que, aunque todos llevaban traje de baño y a Giselle no le importaba que la vieran, Gloria era una dama reservada.
Giselle no entendía por qué Gloria estaba fingiéndose recatada ahora si ya empezó a usar el top corto y pantalones cortos en las fiestas a los dieciséis años.
Como sentía náusea por lo que veía, pasó de ella y salió sola del vestidor.
El traje de baño que Giselle llevaba era simple pero sexy, ella sabía que tenía una figura excelente y tomaba provecho de eso. Nunca había tenido miedo de mostrar sus curvas.
Su único punto débil era su pie izquierdo. Pero por lo general no dejaba que esto la afectara. Tampoco había tenido miedo de llamar la atención.
Andrew, por su parte, se desvivía por parecer un buen novio. Se vistió rápido y salió a esperar a Giselle fuera del vestidor de chicas.
Y silbó de asombro cuando ella salió.
Él comenzó a mirarla de arriba abajo, completamente inconsciente de la presencia de Gloria.
Y Gloria, por otro lado, estaba envuelta en una toalla de baño blanca, lo que le daba un aire de pureza.
Pero frente a la sensualidad, nadie tendría ojos para la pureza.
Con los labios ligeramente fruncidos de frustración, buscaba la figura de Maverick, el cual salió un poco tarde.
"Rick..."
Él hombre pareció no escucharla porque toda su atención estaba en Andrew y Giselle. No parecía molesto, pero la atmósfera a su alrededor parecía tensa. Mientras tanto, Gloria intentaba descifrar en qué estaba pensando.
La situación la puso muy nerviosa.
Volvió a llamarlo por su nombre, "Rick."
Éste finalmente reaccionó, la tomó de la mano y respondió: "vamos."
Cada pareja entró en su respectiva fuente termal. Giselle se apoyó contra el lado de la fuente termal con mala cara y Andrew tampoco parecía estar de buen humor. Aunque ambos era atractivos, no estaban de humor para disfrutar de la compañía mutua.
Luego Andrew empezó a fumar.
Le ofreció un cigarrillo a Giselle, pero ella le respondió con un "no" a secas.
Había dejado de fumar desde hace mucho tiempo.
Después de un rato, la mujer se levantó y se fue sin decir ni una palabra.
Abrió la puerta y apenas entró en el vestidor sintió un repentino apretón alrededor de su cintura. Fue presionada con tanta fuerza contra la pared que se le escapó un grito ahogado de dolor.
Al darse vuelta se encontró con el rostro de Maverick frente a ella. Este emitía un aura oscura y melancólica.
Giselle se llenó de miedo e intentó explicarle: "Vine a romper con él."
Pero la cara del hombre parecía decir que no le creía ni una palabra.
Siguió apretándole la cintura y examinó todo su cuerpo, desde el pecho hasta los tobillos. Su agarre se hizo más fuerte mientras su respiración se hacía más pesada.
"¿Entonces por qué te vistes así?"
Ella reunió coraje, lo miró a los ojos y apoyando su dedo contra su pecho le preguntó, "¿Qué más te da lo que me pongo? Nosotros ya hemos terminado..."
Después de eso, deslizó sus dedos a lo largo de la figura robusta de Maverick, bajando y deteniéndose en el borde de sus partes. Ella burlonamente le dio una mirada seductora y preguntó: "¿Será que me extrañas?"
El rostro de Maverick se volvió frío. Él le pellizcó la barbilla y le devolvió la pregunta: "¿Y tú? No me digas que no."
"Que sí," sus labios rojos se curvaron mientras se inclinaba más cerca de él y le susurraba al oído, "¿Quieres verificarlo?"
Él no mostró rastro de estar excitado, lo que lastimó el ego de Giselle.
Parecía que su encanto femenino había fallado una vez más, así que retiró las manos mientras se le iba perdiendo interés. Quería apartarse de Maverick, pero de nuevo él la apretó contra la pared.
Y esta vez con más fuerza...
"¿No querías hacerlo conmigo? ¿Por qué estás escapando?"