Capítulo 45
1112palabras
2023-04-25 07:38
Ya había pasado un año desde que Viviana y sus padres se habían ido de aquel pueblo, así mismo como Tatiana y su familia, y en aquel lugar se respiraba mejor.
Mario había dejado aquella página para informar de todo los eventos que pasaba en su pueblo y sus alrededores y todos en ese pueblo se mantenían al día por todo lo que pasaba en aquellas tierras y ya eran muy feliz con esta página. Cabe aclarar que de vez en cuando, saldría una que otra noticia de chisme, y siempre les advertía, eso es para que hagan las cosas bien y no se pongan a engañar a sus esposas, que al que vea mal parqueado, lo expongo.
Cristal le había presentado a Raúl a Paula, y estos dos, ya llevaban cinco meses saliendo como una pareja, al principio, él le confesó que estaba enamorada de Cristal, pero él más que nadie sabía que ese amor era imposible, ya que el mismo día que la conoció se había enterado de su compromiso con Mateo, para un mes después, ya se estaban dando el tan anhelado, sí quiero.
Por ese motivo se había ido a la ciudad y volvió cuando se enteró de todo lo que culpaban a Cristal, para ver si podía ayudar a esta en algo, pero se dio cuenta de que ella, no necesitaba ninguna ayuda, ya que como tenía bastantes amigos, incluyendo a las sirvientas de la hacienda les habían ayudado a salir del problema, así que solo les dio sus mejores deseo en su vida de casada.
Para hoy estar afuera de la clínica donde trabaja su novia esperándola, la cual lo hacía muy feliz y estaba más que seguro que Paula, era el amor de su vida, ella apenas lo miró, salió corriendo para abrazarlo y preguntarle cuando llegaste que no me dijiste nada que vendría.
Raúl la abrazó, mientras le respondía, es que extrañaba mucho a mi querida novia, así que tuve que dejar a mis padres y regresar para verte.
Por el lado de Cristal, ya estaba que no podía con aquella barriga y todavía no podía creer que era solo un niño que iba a tener, porque con esa panza tan grande que tenía, cualquiera pensaría que era un batallón completo que iba a tener.
En ese momento que ella estaba sintiendo los dolores cada vez más fuertes, entró Mateo y al ver que ella, arrugaba la cara, le preguntó ¿te duele algo?
Ella, que estaba a punto de decirle que se estaba poniendo de parto, y que no podía más con este dolor que estaba sintiendo, cuando se dio cuenta de que le bajaba una cantidad de agua por sus piernas, porque había roto fuente.
Mateo de inmediato la llevó a la clínica, en el camino, le avisó a sus familiares, para que fueran, ya que sabía que estos no le perdonaría, si no les avisaran y así lo hicieron esto, cuando todo estaba junto esperando la llegada de su primer bisnieto.
Don Gerardo dijo, ojalá y podamos disfrutar de mucho más niños, en nuestra vida y aquella maldición, se haya ido para siempre.
Eso lo esperamos todos, le respondió don Aurelio, mientras miraba a su hijo con su nuera, que les traían café, luego de un tiempo escucharon llanto de un bebé y se pusieron muy felices por esto.
Después de un rato salió Mateo de la sala de parto, con lágrimas en sus ojos, ya que, él no podía creer lo que había pasado, cuando llegó donde estaban sus familiares le dijo, no van a creer lo que paso, parece mentira, ni yo me lo creo todavía.
Doña Adelina fue la primera en preguntar ¿qué pasó?, porque pensó que le había pasado algo a su nieta.
Doña Antonia, miró a su hijo, mientras le decía dilo, rápido que le paso a Cristal o al niño.
Mateo ahí fue que reaccionó y dijo, son lágrimas de felicidad, por el hecho de que, no es un solo niño, sino que son tres, dos niños y una niña, todos se quedaron estupefacto con aquella noticia y ninguno lo podía creer todavía.
Pero no demoraron mucho en asimilar aquella noticia, porque de un momento a otro todo comenzaron a reír y a felicitarse entre sí, por haber podido deshacerse de aquella maldición y por los pequeños integrantes de la familia, ya que todos estaban bien.
Después de que le dieron salida a Cristal y a sus hijos, ella estaba hablando con su esposo, diciendo como el médico se había equivocado tanto y no podía ver a los otros dos bebés, de razón esa barriga era tan grande, que ya no podía ni caminar y yo pensando que había subido mucho de peso.
Mateo le explicó lo que los médicos le habían dicho, que los otros dos estaban escondidos y no se dejaron ver en ninguna de las ecografías que le habían hecho.
Luego, ella dijo, lo importante es que todos nacieron bien, pero déjame te digo algo, no vuelvo a tener un hijo más.
Mateo le dio una brillante sonrisa, mientras le decía, eso tiene que decírselo a nuestros abuelos, que ya quieren tener más biznieto de nuevo y sé que no te dejarán en paz hasta que le demos más.
Cristal de inmediato se levantó y le entregó la niña a él, para luego decir, si me pongo a hacer lo que mis abuelos me digan, pensaran que yo soy un conejo y como mínimo quieren que les dé un equipo de fútbol completo, yo solo quería tener dos hijos en mi vida, pero ya que Dios, me dio uno más hasta aquí llegue yo.
En la noche estaban en el balcón donde Mateo, le decía que gracias a ella, conoció lo que era el significado del verdadero amor, después de decir esas palabras volvieron a ver una estrella fugaz, ella de inmediato dijo pidamos un deseo.
Mateo en ese momento recordó la noche de su matrimonio y le preguntó ¿recuerdas lo que pediste la otra vez?
Sí, le respondió Cristal.
¿Y qué fue lo que pediste?, le preguntó Mateo.
Un amor verdadero para mí, le respondió Cristal, con una sonrisita en sus labios.
Mateo que todavía no lo podía creer y le dijo, yo también pedí lo mismo que tú, pero pensando en ti, ya que te vi muy mal y yo pensaba que ya tenía ese amor con Viviana.
Después de decirle esto la abrazó, más fuerte por detrás, mientras le decía, te amo Cristal de la Peña, eres mi verdadero amor.
Y tú el mío, mi querido esposo, le respondió ella, con una sonrisa llena de felicidad en sus labios.
¡FIN!