Capítulo 23
1208palabras
2023-04-24 20:40
Ya había pasado una semana y todos estaban corriendo por lo de la boda de Cristal, menos ella que todavía no sabía qué se iba a casar, ya que, seguía con su idea en su mente de que su compromiso se había cancelado.
Mario fue a la hacienda acompañado con la diseñadora, solo le tomaron las medidas y le había dicho a su abuela que se encargará de los modelos de todos los vestidos que le iba a mandar hacer, porque pensaba que su abuela le había dicho que le iba a mandar a hacer varios vestidos. Y ella en solo pensar pasar tiempo escogiendo diseño, telas, así que solo le tomaron la medida y que su abuela se encargaría de los modelos y de todo lo demás.
Cosa que ella creía que solo, eran vestidos normales para los eventos sociales que tenía que asistir, más no el vestido de su boda, y además, como su abuela le había dicho antes, que le iba a mandar hacer unos vestidos, Cristal estaba más que convencida que para esto es que necesitaban sus medidas.
Luego Mario, le dijo que quería probar unos peinados para su gran día, pero nunca se había imaginado que cuando hablaban de su gran día, estaban hablando del día de su boda con Mateo.
Después de haber salido de su abuela y el personal de Mario, la llamó, Mateo y ella se sorprendió un poco por aquella llamada, ya que si la relación había terminado, no tenía por qué llamarla más, pero igual, le contestó el teléfono.
Mateo, al ver que ella le respondía, de inmediato le preguntó, ¿tienes tiempo para que me acompañes a ver los anillos?
Cristal al escuchar estas palabras se había quedado atónita, y pensó, que debería de estar loco, o quizás se fumó algo, porque no encontraba ningún motivo en ir con él en busca de unos anillos de matrimonio.
Luego pensó, no debería de ir con su novia, porque tengo que ir yo, ni porque fuéramos los mejores amigos y este le quisiera dar una sorpresa a su novia.
Después de haber reflexionado en esto, se convenció de que era que él le quería dar alguna sorpresa a Viviana, y se dijo, eso es, y lo que necesita es el consejo de una mujer para que le ayude con los anillos. Pero ella no era amiga de este y menos de la novia y no entendía el porqué la estaba llamando para decirle esto, luego se preguntó ¿o acaso me quiere dar celos?, y se rio de esta idea.
Ella, al haber pensado en esto, le respondió que no tenía, ni el tiempo, ni las ganas para andar escogiendo anillos y menos contigo, luego le dijo, no eres tú, él que se va a casar, porque tengo que ir yo, ni porque fuésemos los mejores amigos, e inmediatamente después de haber dicho estas palabras colgó la llamada.
Y Mateo, que le iba a responder el porqué tenía que ir con ella, por una sencilla razón que ella, era la novia, y no porque él quería pasar más tiempo a su lado, como quizás se estuviera imaginando. Cristal lo había dejado con la palabra en la boca, como siempre le colgaba, después de que ella terminara de hablar, sin siquiera esperar la respuesta de la otra persona.
En ese momento él, la maldijo por esa manía que tenía, mientras le decía, mal educada, luego se fue solo a la joyería y escogió los anillos a su gusto, si ella le reclamará más adelante, porque no le habían gustado los modelos, la culparía a ella, ya que no lo quiso acompañar ese día. Después que estaba allá, le preguntaron por la medida del dedo de la novia y se dio cuenta, que no sabía cuál era su medida para el anillo.
Así que no tuvo de otra que volverla a llamar y preguntarle sobre la medida de su dedo, Cristal se la dio y luego le preguntó ¿para qué quieres la medida de mi dedo? Pero este le hizo lo mismo, ya que le había colgado antes que ella le preguntara.
Cristal, al ver que él, le colgó primero, vio los diablos, pues lo que más odiaba ella era que le colgaran la llamada antes de terminar de hablar, en ese momento cogió su teléfono y lo apretó con fuerza, imaginando que estaba estrangulando a Mateo.
Luego que se calmó y se dijo, es mejor que no te vea de nuevo, de lo contrario te mataré, después de esa llamada se fue a la cocina a hablar con las sirvientas, y estando hablando con ellas, una de sus nuevas amigas, le preguntaron, ¿cómo se sentía con todo lo de la boda?
En ese momento, ella pensó, porque pensaría en esto, ni porque ella estuviera enamorada de Mateo, para ponerse a pensar en su boda con otra mujer, la cual nunca había pensado que sería tan pronto.
Cristal solo le respondió, lo normal, y no quiero hablar más sobre esa boda, que ya estuve bastante sobre este tema hoy.
Las chicas estuvieron de acuerdo y comenzaron a hablarle de Pilar, la mejor amiga de Viviana, Yully dijo, en el pueblo se dice que ella es la amante del gobernador y que todos esos lujos que presume en las redes sociales, se los da el gobernador.
Virginia fue otra que dijo, ¡No lo puedo creer!, y ella que se la daba de decente diciendo, que ella tenía dinero para darse sus gustos sola, y no sabiendo que quien le daba esos regalos era su sugar daddy.
Cristal en eso preguntó, ¿y el gobernador no tiene su esposa?
Sí, le respondieron todas, y Yully dijo, pero me imagino que al señor le gusta el colágeno, porque, si no, cómo se explica que esté saliendo con una chica que podría ser su hija.
A Cristal nunca le habían interesado los chismes, pero en ese pueblo, los chismes eran a otro nivel, ya que todos sabían quién era quién, porque por lo menos le ayudaba para conocer a partes de los habitantes del pueblo.
Luego ella les dijo, chicas porque no me acompañan al pueblo, que quiero conocerlo mejor y quien que ustedes para que me lleven y me lo muestren.
En eso Patricia, le dijo, señorita, pero todavía no hemos terminado con nuestras labores y no creo que doña Perla nos deje ir.
Cristal solo les dijo, ustedes no más vayan y se cambian ese uniforme que del resto me encargo yo, y ya dejen de decirme, señorita, solo llámame por mi nombre, ¿acaso no somos amigas?
Ok, señorita, le respondieron al unísono todas.
Cristal les dio una mirada asesina, para luego decirle, saben que la próxima que me diga señorita la sacó de nuestro grupo de chismes y se fue a buscar a doña Perla, para que dejaran ir a las chicas con ella.
Después de haber conseguido el permiso de las sirvientas le preguntó ¿quién de ustedes sabe manejar, porque yo no sé y si le pedimos que nos lleve el chofer no cabemos las cinco?
Yo, dijo, Margarita, en eso Cristal la miro y le entregó las llaves, diciendo, hoy será nuestro chofer asignado, ya sabe que no puedes tomar nada de licor.