Capítulo 3
1021palabras
2023-04-21 11:56
Cristal había dormido todo el día y había soñado con su madre, que ambas estaban vestidas de blanco en un lago, el cual el agua era cristalina y le decía que se cuidara mucho, que ella se tenía que ir a un lugar muy pronto, pero que todo lo que había hecho lo hizo pensando en su bienestar, que siempre estaría cuidando de ella y que no llorara por ella.
Cristal no se quería despertar de ese sueño, puesto que desde hace cinco años que su madre se había querido suicidar no había podido escuchar su voz, y ella sinceramente la extrañaba mucho en ese momento.
Cuando se levantó encendió su teléfono y había visto la hora y al verla se sorprendió, ya que le quedaba poco tiempo para ir a su trabajo en la discoteca, y estaba a punto de levantarse y arreglarse para irse.

Luego comenzaron a llegarle infinidades de mensajes sobre las llamadas y mensajes de texto en su teléfono.
Ella, al ver todas las notificaciones, había pensado que quizás era su exnovio y ex amiga para darle explicación de lo que había sucedido, cosa que ahora no quería, ni tenía tiempo para escucharla.
Sin saber que era por su madre que la estaban llamando, ella estaba a punto de apagar el teléfono y así que la dejaran en paz de una vez por todas.
Cuando le había entrado una llamada de un número desconocido, el cual ya tenía varias llamadas perdidas del mismo número y al contestar la llamada se dio cuenta de que era del hospital avisandole que su madre había tenido un paro respiratorio y había muerto, que tenían todo el día tratando de comunicarse con ella, pero no la habían podido contactar.
Cristal, en ese momento no pudo escuchar nada más de lo que le decía el otro lado de la línea, ya que había dejado caer su teléfono al suelo, porque no quería escuchar más, ella pegó un grito diciendo ¡No!
Por favor Dios, mi madre no, te lo ruego, llévate todo lo que tengo, yo sé que muy lo que tengo, pero mi madre déjala que este más tiempo conmigo.

Ella en ese mismo día había perdido a su novio, su mejor amiga y ahora su madre, en ese momento reflexionó que algún pecado debería de estar pagando, para que todo lo que tenía en su vida lo perdiera en el mismo día y sin ningún aviso alguno.
Luego de haberse calmado un poco, se cambió de ropa como pudo y salió rumbo al hospital donde se encontraba hospitalizada su madre, al llegar preguntó en la recepción y le dijeron que se colocara de acuerdo con su funeraria, para que estos se encargaran del cuerpo de su madre.
Ella todavía no se podía creer que su madre la hubiera dejado sola en este mundo.
Antes de hacer esa llamada quiso comprobar y ver si era verdad que su querida madre estaba muerta, así que le dijo a la persona que le había dado la información en el mostrador que por favor la dejara ver a su madre.

En ese instante iba pasando una enfermera que ya había pasado por algo similar, pero con la muerte de su hermana y la quiso ayudar.
Paula se le acercó y al verla en ese estado se había ofrecido a llevarla hasta la morgue.
Cuando Cristal entro y vio que en realidad su madre había muerto, dejándola sola en este mundo, dio el grito más desgarrador que podía haber en este mundo, el cual le había llegado al alma a la enfermera que la acompañó.
Paula, que era el nombre de esa enfermera, sintió aquel grito que había salido con un dolor del alma de esa jovencita.
La enfermera que la conocía, ya que Cristal iba de seguido a visitar a su madre, que desde hace mucho tiempo estaba en estado de coma.
Aunque ella sabía que su madre no la podía ver, ni responder lo que ella le decía, era una buena hija, puesto que casi siempre que tenía tiempo se lo dedicaba a estar con su madre.
La enfermera la ayudó a levantarse y sacarla de la morgue, ya que había visto que ella en ese estado no podía, después de haberla sacado de ese lugar la sentó en una silla en el pasillo y le preguntó ¿que si quería que le ayudara en algo más?
Cristal, que en ese momento estaba perdida en sus pensamientos, no le escucho lo que Paula le había preguntado.
La enfermera, que era una persona muy amable, ya que había pasado en una situación similar antes, la quiso ayudar al verla tan desconsolada.
Ella se sentó junto a Cristal y le dijo que si no tenía otro familiar para que la ayudara con la funeraria y demás cosas que debía de hacer.
Cristal eso si la escucho y estaba a punto de llamar a Pablo, pero se detuvo, ya que recordó lo que había pasado en las horas de la mañana y al pensar en su amiga con su novio juntos, ella miró a la enfermera y negó varias veces con su cabeza, mientras se le salían las lágrimas de nuevo.
Paula, que era una persona muy amable, le dijo, déjame te ayudo, solo me tienes que decir a quien le llamó, y así lo hizo Cristal, solo le mostró el número de teléfono del servicio funerario que ella pagaba para ella y su madre y Paula se encargó de lo demás.
Luego de que Paula había terminado de hacer la llamada, le dijo que la esperara por un momento, que tenía que ir a entregar su turno y que ya venía para seguirla ayudando.
Cristal solo asintió con la cabeza, porque en ese momento estaba en otro mundo y no sabía muy bien qué era lo que le decía.
Paula, al verla así, trató de estar con ella porque se había dado cuenta de que estaba un poco desorientada por la muerte de su madre y en ese estado no podía dejarla sola, así que ella se fue a entregar su turno y acompañarla hasta su casa.