Capítulo 33
1721palabras
2023-05-11 11:21
Los ojos de Jayden se volvieron más fríos. "Señor Johnson, no tiene por qué presentarnos", dijo en voz baja. "Ella y yo..."
"Señor Christian, es un placer conocerlo, he oído hablar mucho de usted", lo interrumpí, puesto que no quería que Brandon supiera que había estado casada con él. "Me llamo Mia y soy la asistente del señor Johnson". Extendí mi mano con cortesía mientras, a la vez, ponía cierta distancia entre nosotros.
Apenas aborté y me percaté de que él todavía seguiría del lado de Madison, dejé de hacerme ilusiones con él.
A partir de ese día, seguimos caminos diferentes y ya no debíamos tener nada que ver el uno con el otro. Por eso opté por distanciarme de él.
Sin embargo, Jayden agarró mi muñeca de repente y me llevó hacia una esquina. "¿No me dijiste que no tenías nada que ver con Brandon?" Preguntó en voz baja, mordiéndose la mejilla.
Pese a que intenté zafarme de él, Jayden no se movió en absoluto. "Señor Christian", dije con indiferencia, dejando de luchar contra él. "Mi relación con Brandon no es de su incumbencia".
Al fin y al cabo, el único vínculo que nos unía, mi hijo, ya se había ido.
Aun así, Jayden me presionó contra la pared y me miró fijamente con sus ojos oscuros. "¿Cómo que no es de mi incumbencia?" Preguntó, rechinando los dientes.
Entrecerré los ojos. "No lo es", insistí.
No importaba lo que estaba haciendo ahora y lo mucho que me confundían sus acciones. Tenía que recordarme que él era quien había justificado a Madison innumerables veces.
Por ende, no debía hacerme ideas erradas sobre él y tenía que dejar de amarlo.
"Mia, no puedo permitir que estés con él", dijo con tanta ira en su voz que me sorprendió un poco.
"¿Y por qué debería obedecerte?" Pregunté, riéndome en voz baja, ya que todo esto me parecía ridículo. ¿Quién se creía que era para darme órdenes? "El día que aborté, debiste saber que yo, Mia, dejé de ser parte de tu vida".
Poco a poco logré hacer que me suelte. Me dolía tanto el corazón que era como si me lo estuvieran desgarrando.
Frente a mí, Jayden parecía un poco frustrado y deprimido, y soltó mi mano como si hubiera admitido su derrota.
De pronto, mi corazón dio un vuelco y las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos, a pesar de que seguía sonriendo. "Por cierto", dije. "En unos días, te daré un regalo. No necesitas agradecerme".
Era un regalo que le haría ver el tipo de persona que era Madison.
Dicho eso, me di la vuelta y me fui, pero apenas empecé a alejarme de él, no pude contenerme y empecé a sollozar.
No podía culparme a mí misma por ser tan emocional, ya que no era tan simple renunciar a una persona que había amado durante muchos años.
Decidí ir al baño a arreglar mi maquillaje y cubrir mis lágrimas, y cuando estaba a punto de salir del baño, vi que Madison entraba. Estaba furiosa.
Al verla, recordé todas las cosas horribles que me había hecho. Me moría por hacerla pagar por todo el daño que me había causado, pero respiré hondo e hice todo lo posible para controlar mis emociones.
Su rostro, que estaba maquillado de una manera muy elegante, estaba distorsionado por la ira. "¿Por qué sedujiste de nuevo a Jayden?" Preguntó, indignada.
Había mucha gente en la fiesta y Jayden era uno de los peces gordos. No me sorprendió que ella se hubiera enterado de lo que había pasado hace un momento.
Resoplé y la miré con indiferencia. "Mira quién habla de seducir hombres", dije en tono sarcástico. "¿Quién puede compararse contigo?"
Madison frunció el ceño y me señaló con el dedo. "Eres una perdedora", anunció. "No importa cuánto lo intentes, él nunca te volverá a amar".
Por un instante, me quedé atónita, puesto que, al escuchar sus palabras, sentí un dolor agudo en el corazón. Aun así, respiré hondo y mantuve la calma. "Felicidades", dije. "Espero que te ame para siempre".
Apenas obtuviera la evidencia de todo lo que Madison me había hecho, Jayden se daría cuenta de lo cruel que era y se arrepentiría de haberse enamorado de ella.
Por otro lado, Madison pensó que me había rendido y su expresión cambió por una de orgullo y soberbia. "Así será", respondió con firmeza. "Espera la invitación a nuestra boda".
Resoplé, volví al salón de banquetes y caminé hacia donde estaba Brandon, quien me entregó una copa de vino tinto.
"Tus ojos están un poco rojos", dijo, preocupado. "¿Estás bien?"
Tomé un sorbo de vino antes de responder. "Me entró una pestaña al ojo", mentí, sonriendo. "Ya estoy bien".
"¿Sabes por qué vinimos a esta fiesta?" Preguntó.
De inmediato, mi mente empezó a dar vueltas. Había leído el documento que me habían entregado más temprano detenidamente y no recordaba que mencionara el motivo de la fiesta.
"¿Por qué?" Pregunté.
Brandon asintió hacia donde había un hombre parado. "Ese hombre es Hunter Walker", respondió. "Es el dueño de un terreno que es el adecuado para construir un resort. La licitación empezará en unos días".
Asintiendo con la cabeza, seguí su línea de visión y vi a un hombre grasiento de más o menos cuarenta años. Alrededor de él había varias personas.
Entendí de inmediato por qué habíamos venido. "¿La empresa participará en la licitación?" Pregunté, solo para estar segura.
Brandon asintió. "Sí", respondió. "Será muy útil para nosotros".
Como no estaba segura de lo que iba a decir, entrecerré los ojos y, tras pensarlo un momento, decidí preguntar: "Entonces, ¿quieres que lo conozca?"
Brandon dejó la copa de vino vacía en la bandeja de un camarero que pasaba a su lado. "Sí", dijo, pensativo. "Voy a dejar que te hagas cargo de este proyecto conmigo"
Me quedé atónita. "¿Yo?" Exclamé.
No entendía lo que quería decirme. Por su tono de voz, me percaté de que era muy optimista sobre este proyecto. No obstante, este era mi primer día de trabajo y no tenía ninguna experiencia en la licitación de proyectos.
¿Por qué me estaba dejando ser parte del proyecto repentinamente?
"Tú puedes", Brandon dijo al ver mi expresión de sorpresa.
Respiré hondo. "Está bien", afirmé. "Entonces, haré mi mejor esfuerzo". Decidí hacer lo mejor posible por no defraudarlo.
Fui a conversar con Hunter un rato y, por suerte, logré conseguir su número de teléfono personal, aunque no quiso hablar del proyecto.
Después de la fiesta, llegué a casa y el agente inmobiliario me envió un mensaje preguntando si mañana podía mostrarle la casa a los compradores que estaban interesados.
Revisé la fecha y noté que era sábado, así que acepté, pero me pasé la noche dando vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño.
Miré por la ventana y me di cuenta de que el cielo ya se estaba aclarando.
Decidí intentar una vez más y cerré los ojos, pero no pude dormir durante mucho tiempo porque el timbre me despertó. Cansada, me tapé los oídos y seguí durmiendo cuando escuché el teléfono sonar. De pronto, recordé la cita de hoy.
Me levanté de un salto y me cambié a toda prisa. Luego corrí a abrir la puerta.
Sin embargo, tan pronto como abrí y vi al hombre detrás del agente de bienes raíces, me quedé atónita.
"¿Qué estás haciendo aquí?" Pregunté, frunciendo el ceño.
El agente estaba un poco sorprendido por mi tono de voz. "¿Ustedes dos se conocen?" Preguntó.
"Sí", Jayden respondió en un tono amable. "Ella es mi esposa. ¿Podrías dejarnos solos un momento?"
Incómodo, el agente inmobiliario se alejó y estaba a punto de cerrar la puerta, pero Jayden me lo impidió.
Como no era tan fuerte como él, suspiré y lo dejé entrar en la casa. "¡Estamos divorciados!" Le recordé. "No me importa con quién te cases. El tema es que tú y yo ya no estamos casados".
Jayden se quedó mirándome un rato antes de hablar. "¿Por qué quieres vender la casa?" Preguntó.
Fui a la cocina a servirme un poco de agua, tomé un gran sorbo y le mostré una sonrisa burlona. "Porque no me gusta", respondí. "La venderé y me compraré una nueva".
Jayden miró alrededor y me siguió a la sala de estar. "¿Qué casa tienes en mente?" Preguntó. "Te la compraré".
Con un largo suspiro, puse el vaso sobre la mesa de centro. "No me digas que viniste a esta hora de la mañana solo para comprarme una casa nueva", dije.
No podía entender qué era lo que quería de mí. ¿Acaso no tenía nada mejor que hacer?
"¿Necesitas dinero?" Jayden preguntó, mirándome a los ojos fijamente.
"Eso no es asunto tuyo", respondí, sintiéndome incómoda por alguna razón. "Me diste esa casa y creo que tengo derecho a hacer lo que me dé la gana con ella".
No podía dejar que se entere de que iba a usar el dinero de la venta para comprar las pruebas de que Madison mató a mi madre.
Tras ver lo mucho que confiaba en ella, era capaz de detenerme si se enteraba de lo que quería hacer.
Jayden bajó la mirada y no podía entender lo que sus ojos estaban intentando decir. Horrorizada, vi que sacaba una tarjeta de su billetera y la ponía sobre la mesa. "Toma esta tarjeta", dijo. "No vendas la casa y no trabajes para Brandon".
"¿Crees que puedes controlar mi vida solo porque me estás dando una tarjeta de banco?" Pregunté, enojada. Tomé la tarjeta y se la tiré en la cara.
Si bien sabía que había mucho dinero en la tarjeta, no podía aceptarla.
¿Qué clase de persona sería si lo hiciera? ¿Sería considerada su amante?
¿Y qué quería decir con que no debía trabajar con Brandon? ¿Por qué quería controlar con quién trabajaba?
Al parecer, Jayden no esperaba que reaccionara de esa manera, puesto que se veía confundido. "Mia, no quiero controlar tu vida", afirmó. "Brandon no es lo que parece. Será mejor que te mantengas alejada de él".
"Ya te dije que eso no tiene nada que ver contigo", le recordé, furiosa.
Luego lo empujé a la entrada y lo saqué de la casa, cerrándole la puerta en la cara.
No había sido tan fácil alejarme de él y aceptar que no me amaba. ¿Por qué seguía metiéndose en mis asuntos?