Capítulo 11
1162palabras
2023-04-26 11:05
Aunque yo había sido la que lo había pedido, ver las palabras hizo que me congelara en el lugar y se me hizo difícil respirar. 
—Bueno, mira, si no estás satisfecho con el acuerdo, puedes modificarlo —le indicó Jayden con calma mientras cruzaba sus piernas.
—No, estoy de acuerdo con todos el documento —le respondí al terminar de revisarlo. Siempre había sido muy generoso conmigo, el divorcio no era diferente, como si tuviera miedo de que me rebelara. Madison no estaba diciendo tonterías ayer.

Jayden quería casarse con ella. No había querido divorciarse anoche, pero ahora había cambiado de opinión.
—Entonces fírmalo —le dijo mientras encendía un cigarrillo. Lo miré con frialdad antes de romper el acuerdo con enojo.
—¿Quieres que lo firme para casarte con Madison? ¡No lo haré entonces, quiero que se quede como una amante y así le de vergüenza mostrar su cara por el resto de su vida!
—¿Qué te pasa? —me preguntó, incrédulo, con el ceño fruncido.
—Soy una estúpida por venir a verte —suspiré exhalando con fuerza. Había querido decirle lo que había escuchado, pero seguramente si lo hacía quedaría como una tonta. Nunca confiaría en mí.
—Mia, tú eres la que me pidió el divorcio —me recordó con seriedad.

—Ya no quiero hacerlo —le dije con una sonrisa forzada—, si quieres que lo firme, entonces necesitas agregar una nueva condición. No te puedes casar con Madison.
—¿Tienes que vengarte de ella siempre? —me preguntó apagando el cigarrillo en el cenicero. 
—Sí —le sonreí y di un paso hacia atrás—. Jayden, algún día sabrás qué tipo de mujer realmente es.
Sé que en algún momento, todas sus artimañas se caerán y finalmente se enterará de la verdad. Después de eso, me puse de pie para irme, borrando la sonrisa petulante en mis labios ni bien cerré la puerta detrás mío. Honestamente no me sentía poderosa, sentía que alguien me había arrebatado el corazón y lo había aplastado sin piedad.

...
Al día siguiente, tan pronto como llegué a la empresa, Andrew me pidió que lo acompañara al extranjero en un viaje de negocios por quince días. Tras cinco años trabajando juntos, esta era en realidad, la primera vez que decidía llevarme con él, usualmente siempre elegía a otra persona.
Afortunadamente, estuvimos bastante ocupados durante todo el viaje, así que fue una buena distracción de los problemas que tenía en casa. Jayden no trató de hablarme de nuevo. Era como si el tema del divorcio nunca hubiera existido.
El día que regresé el cielo estaba cubierto de pesadas nubes y ni bien salimos del aeropuerto, comenzó a llover.
—Señor Williams, ¿podría acompañarlo de regresos a la oficina? Quisiera recoger mi auto —le pregunté después de revisar la hora.
—¿A dónde quieres ir? Yo te llevo. La lluvia está demasiado fuerte y el camino alrededor de la empresa debe estar atascado —me comentó mientras conducía con solo una mano en el timón.
—Green Garden, ¿está bien? —le pregunté después de un segundo considerándolo. 
Green Garden era el área en donde se encontraba la mansión principal de la familia Christian. Era un terreno privado rodeado de naturaleza. Esa noche habría un evento importante que, no importaba lo disgustada que estuviera con mi esposo, tenía que asistir porque seguíamos siendo una pareja.
—¿Tienes alguna relación con los Christian? —me preguntó con sorpresa.
—Jayden es mi esposo —le respondí directamente porque me había dado cuenta de que había comenzado a verme con cierto interés para que entendiera de que nunca podría pasar nada.
—¿Qué dijiste? —soltó con sorpresa mientras perdía el control del auto por un segundo.
—Jayden es mi esposo desde hace cuatro años —le respondí con una sonrisa.
—Bien hecho, hiciste un buen trabajo ocultándonoslo —me felicitó devolviéndome la sonrisa y arreglando su expresión de asombro. Lo bueno de mi jefe era que era un caballero, cuando llegamos a la mansión, a pesar de que le había dicho que estaba casada, igual me ayudó con mis maletas.
—Gracias, señor Williams.
—Nos vemos, Mia. 
Me di la vuelta para comenzar a caminar hacia la entrada de la mansión cuando mis tacones se atascaron en el pasto y perdí el equilibrio. Con un grito me fui hacia atrás, pero afortunadamente, el hombre pudo agarrarme antes de que colisionara con el suelo. 
—Lo siento, señor Williams —le dijo con vergüenza después de estabilizarme y alejarme. Andrew parecía preocuparse de que me cayera de nuevo, así que me agarro del brazo antes de pedirme que me cuidara.
—¿Qué estás haciendo, Mia? ¡No seas tan desvergonzada! —llegó el chillido de Grace mientras bajaba las escaleras claramente enojada, a su costado, estaba Jayden con la mirada indiferente.
—Grace, casi me caigo hace un momento, el señor Williams me estaba ayudando —le expliqué a la mujer pero también al hombre porque por alguna razón me sentí culpable.
Grace puso los ojos en blanco y me aseguró que nadie me creería esa mentira. No insistí, traté de ver la reacción de Jayden pero este estaba ocupado fulminando con la mirada a mi jefe. Luego de unos minutos, se volteó y desapareció dentro de la mansión.
Rápidamente me disculpé con Andrew, él agitó la mano y me pidió que no lo tomara en serio. Después de verlo partir, entré a la mansión también. Grace se aseguró de que seguirme en todo momento.
—¿Adivina quién más estará presente hoy? —me preguntó con sorna. Se me pusieron los pelos de punta porque estaba segura de que podría adivinarlo a ojos cerrados.
Grace se me acercó para susurrarme maliciosamente de que al final del día ambas éramos el mismo tipo de mujer. Fruncí los labios al escucharla porque no podía creer que me compararan con Madison. Si éramos tan iguales, ¿por qué Jayden no se había enamorado de mí?
La fiesta estaba en su máximo esplendor. Algunos ancianos estaban sentados juntos conversando, cerca de ellos estaba mi suegra con Madison y Lucas. Se les veía muy contentos a todos.
—Oh, viniste, Mia. ¿Hailey me contó que te fuiste de la casa?
—Sí, iba a estar muy ocupada con el trabajo, así que decidí alquilar una habitación de hotel que me quedara más cerca.
No podía decirle la verdad porque sabía lo mucho que quería al niño. Seguramente me llamaría insegura o infantil. Grace puso los ojos en blanco al escucharme.
—¿Lo hiciste para trabajar mejor o para estar más cerca del señor Williams?
—Vamos, Grace, ¿qué cosas estás diciendo? —le reprendió la señora con firmeza porque era muy conservadora y no toleraba ese tipo de habladurías, mucho menos en frente de la familia.
Madison se me quedó mirando con una sonrisa maliciosa.
—Te lo acabo de explicar, ¡no lo malinterpretes! —le insistí a Grace, pero ella simplemente se encogió de hombros.
—No trates de mentirme, si acabo de verte abrazando a ese hombre afuera de la casa, mi hermano también lo vio —dijo levantándose del sofá. Mi suegra se volteó a verme con frialdad al escuchar la mención de su hijo.