Capítulo 63
1579palabras
2023-04-28 00:02
Así, pues, había un elevador secreto que conducía directamente a la oficina de Howie, lo que significaba que Teresa no tenía que preocuparse con encontrarse con algún empleado del Grupo Comcast. Cuando las puertas del elevador se abrieron de nuevo, su estado de ánimo se relajó considerablemente al contemplar la enorme oficina de Howie.
A diferencia del estilo palaciego español de la decoración de su casa, la oficina de Howie era en extremo minimalista, con muebles de metal de afilados ángulos que parecían revelar así su eficiencia, su sencillez y la dignidad del trabajo, lo que inconscientemente hacía que la gente se viera embargada por una sensación de respeto cuando se encontraba en ella.
Tras el amplio escritorio, un hombre lucía completamente concentrado en la firma de documentos, y el lunar negro en el lóbulo de su oreja derecha, de algún modo, le daba una apariencia más siniestra en medio de su estabilidad. Hay un dicho que reza que el hombre más guapo es sin lugar a dudas un hombre serio. Teresa se quedó inmóvil, observando a Howie desde la distancia, hasta que éste levantó la vista, fijando sus ojos en ella.
“Toma asiento en el sofá, terminaré en un momento”, dijo Howie y, dirigiéndose a Tim, quien se encontraba un par de pasos atrás de Teresa, le dijo: “Ve y tráenos dos tazas de té negro. Y pastelillos… Ah, y también una manta fina, por cierto.”
“En seguida, señor presidente.”
Teresa tomó asiento en el amplio sofá, desde donde observó a Howie firmar con rapidez los documentos y, una vez que hubo terminado, se puso de pie y caminó hacia ella, tomando asiento a su lado. “¿Por qué no trajiste a Brittny contigo?”
“Ella dijo que no quería ser un mal tercio.”
Tim regresó poco después con una bandeja con el té y los pastelillos, así como la manta. Una vez que Tim se retiró, Howie tomó la manta y con ella cubrió las piernas de Teresa. “El aire acondicionado enfría bastante”, le explicó.
Teresa sonrió y, extendiendo su brazo, empujó con suavidad a Howie. “Vamos, ve y sigue haciendo tu trabajo. No me interrumpas mientras disfruto contemplando este hermoso paisaje.”
"¿Hermoso paisaje?"
“Tú, mientras trabajas…”
Sintiéndose impotente, Howie se puso de pie y regresó a su escritorio para continuar trabajando, mientras que Teresa lo observó durante un rato, acodada contra el respaldo del sofá, antes de recostarse y quedarse dormida. Fue así como la vio Hawie cuando volvió a levantar la vista. Entonces se puso de pie y se acercó al sofá para acomodar el cuerpo de Teresa, colocando una almohada bajo su cabeza y cubriendo su cuerpo con la manta, preguntándose cómo había podido ir a esperarlo al trabajo estando tan cansada.
Mientras tanto, no habían dejado de entrar y salir personas de manera constante, no solamente Tim, sino también su secretaria y, ocasionalmente, algunos otros ejecutivo de alto nivel. Pero todos salían de la oficina con una expresión en sus rostros distinta a la que tenían al entrar.
Todos habían entrado con una expresión tranquila y despreocupada, pero al salir parecía que los ojos iban a salírseles de la sorpresa.
¡El gran jefe había encontrado una novia!
¿Quién era la belleza en la oficina del gran jefe?
¡Alguien realmente durmió en la oficina del gran jefe!
¡El gran jefe había posado en la belleza sus ojos que tenían la gentileza del agua!
¡Oh, por Dios! Aquello podría haber dado para unos magníficos titulares, y todos lamentaban tener que guardárselo para sí mismos. ¡Debía tratarse de la más destacada de las mujeres para haberse ganado el favor del gran jefe! ¿Podría tratarse de una popular superestrella de moda?
Teresa, quien hasta entonces había estado descansando tranquilamente, revelando su excelente postura al dormir, era incapaz de imaginar el gran revuelo que estaba causando en el Grupo Comcast.
Eran pasadas las ocho de la noche cuando Howie terminó al fin con su trabajo, por lo que, tomando a Teresa en brazos, la condujo así hasta que estuvieron en el interior del Rolls Royce, donde pocos minutos después Teresa al fin despertó, sorprendiéndose ligeramente por la ruidosa atmósfera que ahora la envolvía, dirigiendo a Howie una gentil mirada de sus ojos claros y dijo: “Terminaste al fin con tu trabajo.”
“¿Qué te apetece para cenar?”, preguntó Howie, mientras el auto avanzaba por las ruidosas calles de la capital.
“Decide tú”, respondió Teresa, inclinando su cabeza para acomodarla sobre el brazo derecho de Howie para seguir durmiendo.
Cuando el auto dejó el estacionamiento subterráneo del Grupo Comcast, de manera inevitable se formó una pequeña masa de curiosos, gente de la compañía, quienes observaron su partida con rostros sorprendidos y que denotaban satisfacción, pese a que no pudieran comentar nada al respecto. No obstante, nadie había podido adivinar quién era aquella mujer con la que Howie parecía compartir tanta intimidad,
En vez de que comieran fuera, en algún restaurante, Howie cocinó una suntuosa cena para ambos. Teresa, quien desde lejos observaba su figura, atareada en la cocina, no pudo evitar caminar hacia él para abrazarlo por detrás, susurrándole: “¿Cómo puedes ser tan bueno conmigo?”
“En realidad eres fácil de complacer. Eres capaz de conmoverte con una comida…”
Teresa no dijo nada, limitándose a meter sus manos en los bolsillos de la chaqueta de Howie para tocar sus firmes músculos abdominales, mientras le decía al oído: “Estoy hambrienta, Sr. Simonson…”
“Estoy preparando la cena.”
“Pero yo quiero comerte a ti…”
Las ocupadas manos de Howie se detuvieron al instante y, sin decir nada, se dio la vuelta y, tomando a Teresa en sus brazos, salieron de la cocina. Cuando su esposa tenía un pedido especial, lo mejor era cumplirlo de inmediato…
Más tarde esa noche, mientras veían las noticias del mundo del entretenimiento, informaban sobre la Noche de Esplendor, el evento programado para dentro de tres días. Howie miró a Teresa, quien estaba en sus brazos, y le dijo: “Tuve oportunidad de revisar la lista de invitados y tanto tú como Jenny están invitadas.”
“¿Noche de Esplendor?”, preguntó Teresa, levantando la vista, confundida.
“Al parecer, Spark no te dijo nada al respecto, ni tampoco planean…” La voz de Howie fue bajando, hasta quedar en silencio, al observar la reacción de Teresa.
La selección anual de modelos había sido un gran evento del que Top Ten Models of the Year había sido solo una parte. El premio más importante había sido, por supuesto, estar incluida entre las modelos más populares, el 80% de las cuales pertenecían al Grupo Comcast y a Paramount.
El cuerpo de Teresa estaba tenso cuando se enderezó de pronto.
Al percatarse del cambio que se había dado en Teresa, de inmediato extendió su mano para acariciarle el cabello, tranquilizándola con gentileza: “Solo finge que no lo sabes; déjales pensar que no asistirás. Luego, enviaré a alguien para que camine contigo por la alfombra roja. Creo que tú has pensado ya en todas las variables posibles, Teresa, así que no deberías sentirte tan molesta…”
Teresa fue calmándose gradualmente y terminó asintiendo levemente: “¡Si no fuera por ti podría haber caído en otra trampa!”
"Pero no hay un si. Me tienes a mí".
Teresa envolvió con fuerza la cintura de Howie con sus brazos, como si aquel fuera el puerto más seguro del mundo.
......
Al día siguiente, Teresa en verdad actuó como si no supiera nada, y se presentó a las oficinas de Spark en compañía de Brittny. El estado de ánimo de Aston, cuando llegaron a su oficina, parecía ser extremadamente bueno. Luego de varias rondas de confrontaciones con Teresa, habían aprendido a suavizar sus aristas y a no presumir a propósito frente a ella, tratándolo como si nada hubiera pasado.
“¿Qué piensas hacer luego de tu colaboración con ISN? ¿Seguirás trabajando? Hay muchas revistas y patrocinadores que recientemente se han acercado a ti. ¿Has tomado alguna decisión al respecto?”
“Quiero un lanzamiento para TQ”, respondió Teresa, planteándole a Aston, de manera directa, su plan para colaborar con TQ.
Aston estaba muy sorprendido por la propuesta, aunque no podía entender por qué había elegido TQ. Y aunque a nivel editorial estaba al nivel de la gama alta, su reputación y su nivel de ventas estaban lejos de otras revistas de gama media e incluso baja. ¿Por qué había elegido esa revista precisamente?
“¿Lo has pensado bien?”, preguntó Aston, a quien le era imposible adivinar los pensamientos de Teresa. Acababa de dar un paso muy exitoso, ¿por qué no aprovechar dicho impulso para aumentar su exposición en los medios en vez de elegir, como lo había hecho, un camino sobre el que nadie se mostraría optimista.
“Sí, lo he pensado bien…”, asintió Teresa. “Jenny acaba de ganar un prestigioso premio y me parece que deberías de concentrarte en promocionarla. Tú no interferirías con lo que quiero hacer, ¿verdad?”
“¿Por qué? ¿Acaso temes que los mandos superiores se nieguen?”, replicó Aston con frialdad. “Mi opinión es que te estás sobreestimando, Teresa. Si lo que quieres es TQ, de acuerdo, hazlo… Sé bien cómo apaciguar a los superiores. Pero debes saber que lo que estás haciendo es algo peligroso.”
“Lo tengo muy claro…”, respondió Teresa y, como no había ninguna otra cosa que discutir con Aston, se puso de pie.
“¿Tan ansiosa estás por destruirte a ti misma, Teresa? ¿Realmente vas a permitirnos que nos salgamos con la nuestra?”
Al escuchar aquellas palabras, Teresa se detuvo un momento, aunque sin darse la vuelta, respondió:
“Será mejor que te cuides… Y a Jenny…”