Capítulo 36
1555palabras
2023-02-14 14:31
Desde las diez de la mañana, los reporteros de todo el mundo estaban atentos a las sesiones de entrevistas, excepto durante los descansos privados. Fue solo hasta la hora de la comida que obligaron a la prensa a retirarse, para que todos pudieran disfrutar de un momento personal.
Muchos importantes funcionarios gubernamentales habían sido invitados a compartir los alimentos con los presidentes. Obviamente, como Hannah estaría trabajando no se sentaría a comer, solo tendría la oportunidad de hacerlo a la hora de su descanso, una vez que todos los demás terminaran. En ese momento, no habría reporteros, ni representante de los medios en la cafetería privada de Scott Group. La mayoría de los funcionarios de alto rango ya se habían retirado, y solo quedaban algunos subordinados de William, y la comitiva del presidente de Fliysau.
Dado que no era una ocasión oficial, no había necesidad de guardar tantas formalidades, especialmente, porque el mandatario invitado era una persona amigable y de mente abierta. Por lo tanto, cuando este llegó al comedor y se dio cuenta de que Hannah todavía estaba de pie detrás de ellos con cara seria, miró a William y le dijo con una sonrisa: "Dios mío, ¡esto es genial! Finalmente tendré la oportunidad de comer con la señorita Porter. Para ser honesto, desde el momento en que la vi esta mañana, mi único deseo era sentarme a su lado".

Al ver lo amable que era, Hannah le dedicó una radiante sonrisa, pero se negó cortésmente: "Ya ha sido un gran honor para mí poder servirle y ser testigo de su amabilidad durante su estadía en nuestro país".
Mientras miraba su brillante expresión, él frunció el ceño y preguntó con una cara triste: "Uy, ¿me estás rechazando?".
Justo cuando ella estaba tratando de pensar en algo para salir del aprieto, William, quien parecía estar de buen humor, tomó la iniciativa y dijo: "Dado que esta no es una ocasión oficial, puedes hacer lo que gustes".
El corazón de la chica dio un vuelco cuando él la miró.
¿La estaba autorizando a comer con ellos?
"¡Excelente! Tu jefe ha hablado, no puedes seguir negándote". El presidente de Fliysau le dio unas palmaditas en el hombro a William y bromeó: "De lo contrario, cancelaré el pedido de aviones".

El hombre, quien ya rondaba los cincuenta años, le llevaba aproximadamente veinte a William, por lo tanto, el hecho de darle una palmadita en el hombro, era un gesto paternal y nadie se incomodó por ello.
Cuando Hannah miró al presidente de Fliysau, se encontró con los ojos de William, quien dijo con una leve sonrisa: "No permitirás que yo pierda esta oportunidad de negocio, ¿verdad?".
Viendo sus ojos, la chica dejó de respirar casi por tres segundos y volvió a jalar aire hasta que desvió su mirada para centrarla en el presidente de Fliysau. "Sus deseos son órdenes".
El comentario puso una sonrisa en los labios del mandatario, quien sacudió la cabeza con beneplácito. "Ah, ¡cómo me gusta tu espontaneidad!".

Sin decir una palabra, ella también sonrió levemente y bajó la cabeza con timidez.
"Pasen por aquí. Tenemos una gran variedad de comida para que elijan lo que se les antoje. Todo ha sido preparado al momento, siéntanse libres de servirse todo lo que quieran", invitó William haciendo un gesto con la mano, mientras veía al presidente de Fliysau.
Sin embargo, este volteó a mirar a Hannah, diciendo: "Las damas primero".
Esta vez, ella asintió y tomó la delantera para acercarse a la mesa donde habían acomodado las viandas. En ese momento, muy cerca de ellos estaban Fletcher y Annabel observando cómo se desarrollaba la escena. Mirando la sonrisa brillante y elegante de Hannah, la otra chica estaba muy molesta sintiéndose desplazada, por lo que había empezado a odiarla desde lo más profundo de su corazón.
'El presidente de Fliysau, ese viejo tonto, debe haberse sentido atraído por la belleza de Hannah. ¡Qué ridículo de su parte atreverse a halagarla delante de William!', pensó ella con irritación.
Al llegar ante los platillos, el presidente de Fliysau se quedó mirando las docenas de coloridos y deliciosos manjares, sin saber por dónde empezar ni qué comer. Después de dudar por un momento, miró a William y preguntó: "¿Han preparado todo esto especialmente para mí?".
Al escuchar eso, el joven sonrió y arqueó las cejas, mientras respondía: "Si compras más aviones, digamos unos tres mil, consideraré pedirles a mis chefs que te preparen una suntuosa comida".
Tal como William había mencionado anteriormente, era una cafetería estilo buffet y los cocineros preparaban platos con ingredientes frescos todos los días. Docenas de chefs estaban a cargo de la cocina, de modo que preparaban un platillo nuevo, cada vez que se vaciaba una de las bandejas que estaba sobre la mesa. De esa manera, todos los empleados disfrutaban de alimentos frescos y calientes.
Sin embargo, aparte de algunos altos ejecutivos de Scott Group, solo William y el presidente de Fliysau estaban en ese momento en la enorme cafetería, por razones de seguridad.
Mantener a salvo al visitante era extremadamente importante, porque si algo le sucediera durante su estancia en las instalaciones de Scott Group, la relación amistosa entre los dos países podría arruinarse. 
"Ja, ja, ja. ¡Eres un tacaño brillante! ¡No cabe duda de que tu astucia para los negocios es muy especial!", exclamó el presidente de Fliysau, riéndose de buena gana mientras señalaba a William. Inmediatamente después, miró a Hannah y le preguntó: "Señorita Porter, ¿qué me recomienda para empezar?".
Después de echarle un vistazo a la variedad de viandas dispuestas frente a ellos, la chica señaló de inmediato la ensalada César. "¿Qué tal esa? Su colorido es muy atractivo, seguramente sabe muy bien, y además es nutritiva. Nadie se sentiría lleno, aunque comiera demasiada ensalada".
En ese momento, un mesero se acercó con platos y les entregó uno a cada uno. El invitado especial aprobó la sugerencia de la chica y pidió un poco de ensalada César. Mirando su plato, Hannah pidió lo mismo y William también, ya que, al ver el llamativo platillo, se le antojó.
Después de elegir lo que comerían de entrada, los tres se dirigieron a la siguiente sección, donde también había una gran variedad de alimentos para elegir. William y el presidente de Fliysau pidieron un plato de pasta, mientras que Hannah pidió uno grande de arroz, porque tenía bastante hambre.
Luego, fueron a ver qué sopas calientes ofrecían. Todas se servían en un tazón pequeño individual y estaban humeantes. Cada uno de ellos eligió su sopa favorita y finalmente, los tres pasaron a la sección de frutas.
A pesar de que había una extensa variedad, normalmente, a cada empleado solo se le permitiría elegir un tipo de ellas. Sin embargo, el presidente de Fliysau tomó dos diferentes y le dio una a Hannah. Él le sonrió y dijo: "Estoy seguro de que puedes mantener una figura tan bonita y una piel tan suave porque te encantan las frutas y las verduras".
Cortésmente, la chica sonrió: "Gracias". Mientras tanto, justo detrás de ella estaba parado William, quien se estaba sintiendo ignorado en ese momento. Al escuchar que ellos dos conversaban animadamente, levantó los ojos y miró a Hannah mientras caminaba al lado del presidente de Fliysau. De pronto, sus cejas se fruncieron y una luz sombría brilló en sus profundos ojos oscuros.
"Finalmente podré sentarme a disfrutar de esta deliciosa comida", dijo el presidente de Fliysau cuando terminó de elegir lo que comería y, suspirando con una sonrisa, miró alrededor de la cafetería para buscar un buen lugar.
"Señor presidente, ¿necesita ayuda?", preguntó Annabel, quien apareció de repente frente a él con una dulce sonrisa, tratando de tomar la bandeja llena de comida que llevaba en sus manos.
Como un respetuoso caballero que siempre le sonreía a todo el mundo, hizo lo mismo con ella, pero negó con la cabeza. "No, soy lo suficientemente fuerte como para cargar esto por mi cuenta. Sin embargo, puedes ayudar a la señorita Porter, porque tiene la mano lastimada".
De tal manera, la chica miró a su compañera que estaba a su lado, y asintió con una sonrisa. Mientras caminaba hacia ella, permaneció sonriendo y ofreció: "Vamos, Hannah, déjame ayudarte".
Lentamente, extendió la mano para tomar la bandeja de la chica, que también estaba llena de comida.
Pero Hannah la miró con una sonrisa cortés y se negó: "Está bien. Yo puedo llevarla, gracias".
"Déjame ayudarte, parece bastante pesada". Justo después de eso, Annabel la jaló para quitársela con un movimiento brusco.
"¡Uy, perdón!".
Al querer quitarle la bandeja, la sacudió violentamente, por lo que la sopa caliente se desparramó. Lo peor fue que la mayor parte del líquido salpicó la mano lastimada de Hannah.
La sopa estaba tan caliente que la chica sintió cómo la quemaba, e inmediatamente se le puso roja la piel. Sorprendida, ella tembló tratando de no tirar las cosas al suelo.
Desde lejos, William se dio cuenta de que el rostro de Hannah palideció al sentir la sopa caliente sobre su mano izquierda. Entonces, las pupilas oscuras del presidente se contrajeron, y tuvo el impulso de correr a revisar su piel quemada.
Sin embargo, antes de que él pudiera hacerlo, el presidente de Fliysau ya se había apresurado a tomar su mano entre las suyas y preguntó con preocupación: "¡Ay, Dios mío! ¿Te duele mucho?".