Capítulo 33
1258palabras
2022-12-15 16:53
Escuché unas risas detrás de mí, me giré para ver quién era, y no me sorprendió que fuera Phillip, debió haber salido para ver qué diablos estábamos haciendo; por lo general, nunca sucedía nada especial porque estaba encerrada en el hospital de la manada y Riley siempre estaba conmigo, tratando de traerme de vuelta. Así que el hecho de que estuviéramos afuera seguramente causó conmoción adentro, en especial después de salir de la casa de la manada como lo hicimos; Riley simplemente me arrastró sin poner atención a nadie ni a las preguntas que nos hicieron, por lo que supongo no era extraño que Phillip hubiera venido a vernos para asegurarse de que no estuviéramos haciendo nada estúpido.
"¿Qué estáis haciendo vosotros dos aquí abajo?", nos cuestionó usando ligeramente su tono de alfa: "Cassidy todavía no tiene permitido salir del hospital, Riley, ¡y lo sabes! ¿Tienes algo que decir en tu defensa?" Riley simplemente bajó la cabeza y gimió, pero no quería que lo castigaran por algo que le había pedido que hiciera, así que dejé escapar un gruñido de advertencia a Phillip, diciéndole que retrocediera. Sin embargo, su lobo no se tomó bien mi desafío y me lanzó una mirada asesina, así que rompí el contacto visual solo para demostrarle que no estaba desafiando su puesto, porque estaría muerta si lo hacía; estaba demasiado débil para intentar algo así, aunque quizá antes habría tenido una oportunidad.
"No me gruñas, Cassidy", espetó. ¡M*erda, parece que se despertó del lado equivocado de la cama hoy!, o no consiguió nada anoche, lo que también podría ser una razón para su mal humor. Entonces Phillip se giró hacia Riley, le ordenó que regresara y se volviera a transformar y yo simplemente me senté en el suelo a esperar a que todo esto terminara.

Cuando Riley regresó, le explicó lo que estaba pasando: "Phillip, dijo que necesitaba salir de esa habitación, que no podía soportar estar atrapada allí por más tiempo. No se transformaba hace mucho, y como no pertenece a nuestra manada, probablemente su lobo está nervioso. Acabamos de llegar aquí para tomar un respiro, pero íbamos a volver pronto".
Phillip asintió y dijo: "Tenéis dos horas, y luego debéis regresar adentro, no todos en la manada se sienten cómodos con una canalla rondando nuestras tierras". Dejé escapar otro gruñido, ¡no era una canalla!
"Deja de gruñir", me reprendió él antes de hacerme una oferta: "Técnicamente eres una canalla porque ya no te queda nadie en tu manada, así que has vuelto a tener ese olor. Si quieres, puedes unirte a nuestra manada".
Sin embargo, sacudí la cabeza, no quería pertenecer a más manadas.
"¿Y qué tal si te unes temporalmente a nuestra manada para que nos podamos comunicar a través del enlace? Cuando te vayas, puedes volver a dejar la manada y convertirte en una canalla de nuevo; no te preocupes, solo será algo temporal, no estarás atrapada en esta manada", sugirió Phillip.
Eso sería lo más conveniente. Poder comunicarme con Riley en forma de lobo mientras corría sería mejor que tener que transformarme para poder hablar; me gustaba la parte de no estar atrapada en la manada, podría irme cuando quisiera, así que asentí y Phillip hizo lo mismo.

"Está bien, entonces yo, Phillip, el alfa de la manada Redwood, te acepto a ti, Cassidy Knightlock, como parte de mi manada", y al instante sentí que se formaba el vínculo de la manada y mi loba se relajaba un poco en el fondo de mi mente; a los lobos les gusta pertenecer a una manada como a los peces les gusta estar en el agua. Es una necesidad para ellos, es lo que mantiene a los lobos controlados y a nosotros nos vuelve más humanos, al estar rodeados de otros humanos.
"Ya podéis volver a vuestras locuras", Phillip se rio entre dientes, ahora sonaba más como el de antes, y no como ese señor gruñón de hace un momento; Riley asintió y salió corriendo para transformarse de nuevo.
Durante dos gloriosas horas, recorrimos las tierras de la manada. Encontramos un pequeño claro a unos cuantos kilómetros de la casa de la manada, había un pequeño acantilado para saltar, una cascada y un lago no muy profundo, era absolutamente impresionante; los pájaros cantaban y el sonido del agua corriendo me hacía sentir más relajada. Después de esas dos horas ya me sentía mucho mejor, no me había dado cuenta de lo estresada que estaba por seguir atrapada en esa habitación; mi loba también se sentía mejor ahora que había tenido la oportunidad de transformarme y correr durante unas horas, a ella tampoco le gustaba la sensación de estar atrapada en esa habitación, ambas lo necesitábamos.
Cuando regresamos a la casa de la manada, me volví a transformar y me dirigí con Riley a la cocina, los dos estábamos hambrientos, así que le preparé espaguetis mientras él se quedó allí sentado, como aturdido; de repente, recordé que nunca había cocinado en esta manada, solo con mi viejo y Logan. Se me hizo un nudo en la garganta al pensar en mi padre muerto, pero aparté ese pensamiento de mi mente tan rápido como vino y me concentré en la comida; luego de que terminamos, y Riley me agradeció una vez más por preparar la 'mejor comida de su vida', regresamos al hospital, donde nos recibió el sonido ensordecedor del llanto de un bebé.

El Dr. Fields y una enfermera estaban tratando de hacer que dejara de llorar, pero no pude soportarlo, así que crucé la habitación sin pensarlo y levanté al bebé. Me di cuenta de que era una niña, la empecé a acunar en mis brazos y casi de inmediato dejó de llorar mientras me miraba fijamente con sus grandes ojos azules; pronto se quedó dormida en mis brazos, pero yo todavía no estaba dispuesta a separarme de este ángel durmiente.
"¿Dónde están sus padres?", le pregunté al Dr. Fields.
"Su madre murió al darla a luz esta mañana, y el padre se suicidó después de la muerte de su pareja, pero antes nos pidió que buscáramos a alguien que la cuidara", me explicó.
"¿Qué vais a hacer con ella?, ¿a quién se la vais a dar?", traté de indagar más.
"Todavía no lo sabemos, Cassidy, hasta ahora nadie ha estado dispuesto a recibirla", respondió mientras miraba al angelito dormido en mis brazos; este bebé ya me tenía atrapada entre sus diminutas manitas, así que decidí que sería yo.
"Yo me quedaré con ella", exclamé sin dejar de mirarla.
"¿En serio?", preguntó el Dr. Fields asombrado.
"Así es", confirmé, y aunque parecía atónito, asintió y me entregó el certificado de nacimiento con mi nombre escrito en el lugar de la madre.
"No, pon los nombres de sus verdaderos padres, por favor. Cuando crezca y sepa que es mi hija adoptiva, sé que querrá saberlos", y el Dr. Fields hizo lo que le pedí.
"¿Tienes algún nombre en mente?, sus padres murieron antes de ponerle uno…", preguntó suavemente.
Me detuve a pensarlo por un momento: "Evangeline, Ángela o Ev, para abreviar", ese nombre encajaba a la perfección con ella, parecía un verdadero angelito.
"¿Quieres que lleve tu apellido ya que serás su tutora adoptiva?", preguntó de nuevo el médico.
"Sí, por favor", respondí sin apartar los ojos del ángel dormido que ahora era mi hija.
A veces la vida cambia de forma inesperada, algunas para peor y otras para mejor.
Evangeline definitivamente era un cambio bueno, sabía que me ayudaría a volver a la vida.
Ella sería mi salvadora.
Mi ángel.