Capítulo 7
1948palabras
2022-09-12 12:11
Salida de amigas
Cuando me levanté en la mañana del sábado ya no estaba tan desanimada como los días anteriores, ya que sabía que hoy saldríamos con mis amigas.
Como un sábado normal me levante a las 10:30, los únicos días que me doy ese lujo, porque entre semana me levantó a las 4:30 de la mañana para que me dé tiempo de arreglarme.

Cuando me levante me fui directo a la cocina para ver qué había de desayunar, al bajar las escaleras me encontré a mis hermanas viendo Bob esponja en la sala, decidí que regresaría a verlo con ellas, pero primero lo primero, mi desayuno, al entrar a la cocina percibo el aroma de panqueques recién hechos y vi a mi mamá preparándolos.
—Hola mami. —La salude con un beso en la mejilla, luego de eso me dirigí a la nevera a sacar un poco de leche y luego saque lo más hermoso en esta vida, mí adorada nutella.
—Hola hija, veo que hoy estás mucho mejor que ayer. —Me dijo sin dejar de preparar panqueques.
—Sí, estoy mucho mejor. A mami se me olvidaba, no sé si me das permiso de salir con las chicas hoy a la feria. —Le dije mientras tomaba un vaso de agua.
—Claro hija ¿A qué hora? —me pregunto.
—A las siete vienen por mí. —Le respondí para después lavar el vaso en el que tomé agua.

—Está bien, puedes ir sin problemas. —me dijo sonriendo.
—Gracias mami por eso te adoro. —Le dije abrazándola. Mi mamá siempre ha sido así, ya que por ser la mayor me dice que confía mucho en mí, aparte conoce a las chicas desde hace más de cuatro años.
Mi mamá me sirvió mis panqueques y yo les eche nutella, fresas rodajeadas y mi rico desayuno, ya está listo para ser comido.
Me fui a sentar al sillón junto a mis hermanas para ver Bob esponja, ¿Qué? sé que ya estoy grande pero a quien no le gusta Bob esponja es lo mejor aunque ya tengo diecisiete años, creo que nunca me dejara de gustar, es más creo que lo veré con mis nietos si alguna vez llegó a tener, si no es que me quede sola mientras adoptó a muchos perros.

*****
Ya eran las cinco de la tarde así que ya era hora de irme a arreglar, llegue a mi cuarto, me quite mi pijama y me metí a la ducha, me di una ducha larga y relajante ya que tenía tiempo, luego de eso salí y me seque con la bata y me dirigí a mi armario para ver que me podía poner, me decidí por un pantalón boy friend negro, una blusa con las letras LOVE en el centro y mis hermosas vans negras, luego de cambiarme me seque el cabello y ondule las puntas para luego dejarlo suelto, me maquille con un poco de delineador, rímel y un labial rojo y listo, luego de eso agarre mi teléfono y dinero, para luego salir de mi cuarto para esperar a mis amigas en la sala ya que aún faltaban unos minutos para que ellas llegaran, al bajar las escaleras veo que mis padres están viendo una película con mis hermanas, así que me siento con ellos para verla un ratito, pues son los trols y me encanta, lo se soy un poco rara ya que a mi edad no tendrían que gustarme estas cosas, pero si me gustan y mucho las caricaturas, series como Criminal Minds, películas de todo tipo y sobre todo la lucha libre.
A las siete en punto tocaron el timbre y ya sabía quiénes eran, así que me despedí de mi familia y salí de mi casa, al salir me encontré con mis locas favoritas.
—Hola Sami. —Me saludaron todas al uníso.
—Hola chicas ¿Qué tal? —Las saludé dándole un beso en la mejilla a cada una.
—¡Lista para distraerte un poco con tus mejores amigas! —Grito Caro al agarrarme del brazo.
—Claro que sí, con ustedes siempre. —Después de eso emprendimos el camino para la feria.
*****
Al llegar vimos que la feria estaba llena y enorme, en definitiva esto me ayudará a distraerme y ya no pensar en nada más.
Esto era lo que necesitaba, una salida de chicas.
Nos subimos primero a la montaña rusa, luego al barco y después entramos a la casa embrujada, ya después de un rato decidimos comer algo, yo me compre una banderilla con salsa dulce, mayonesa y mostaza y las chicas algodón de azúcar.
Yo iba caminando muy tranquilamente, cuando las chicas me llamaron y al voltearme me topé con alguien echándole mi banderilla encima y ensuciándolo.
—¡Oye ten cuidado mira lo que has hecho! —Me dijo el chico al instante.
—Lo sien...to. —Esperen esa voz la conozco, hay no puede ser quien estoy pensando.
Levantó la vista y me encuentro con esos ojos que me gustan tanto y los más hermosos que he visto en mi vida, esos mismos ojos que no había visto desde hace ya más de dos semanas.
No puede ser, esto es una mala jugada del destino, en definitiva mi suerte me odia.
—Samanta... —Me dijo aturdido sin apartar sus ojos de mí.
—Matthew. —Dije igual o más aturdida que él.
Volteo a ver su camisa y estaba toda manchada a causa de mi banderilla.
—Lo siento mucho, no te vi, venía distraída, en serio que lo siento. —Le dije apenada, pero sin dejar de ver sus ojos, que eran tan hipnotizantes para mi.
—No tranquila, yo también venía distraído y tampoco te vi. —Me respondió igualmente viéndome a los ojos. Cuánto extrañaba escuchar su voz, en eso llegaron mis amigas.
—Matthew hola, ¿qué tal? No pensamos que los veríamos aquí, que grata sorpresa. —Dijo Caro, logrando que reaccionáramos ambos y desviáramos la vista el uno del otro.
—Aaaa si hola Caro, la verdad nosotros tampoco nos imaginamos verlas aquí, verdad Cristián. —dijo dirigiéndose al chico que estaba al lado de él.
—Sí, es cierto. Hola, mucho gusto, soy Cristián amigo de Matthew. —Dijo el chico, que ahora sabía que se llamaba Cristian, en realidad yo ya lo había visto, ya que era el nuevo amigo de Matthew.
—Mucho gusto. —Dijimos todas al mismo tiempo.
—¿Por qué no nos acompañan? Ya que están solos y nosotras igual. —Dijo Camil, en ese momento la voltee a ver, para fulminarla con la mirada, como se le ocurre decir eso, aunque sería una buena oportunidad para arreglar todo con Matthew.
—Oooh claro, porque no. —Dijo el amigo de Matthew.
Y en eso empezaron a caminar platicando entre ellos y sin darme cuenta me habían dejado atrás con Matthew, valla amigas estas con amigas como ellas para qué quiero enemigas.
Se formó un silencio muy incómodo entre él y yo y cuando yo iba hablar él me interrumpió.
—¿Qué tal le ha ido estos días en las clases? —Me pregunto empezando a caminar sin verme.
—Pues masomenos ¿Y a usted? —Le respondí caminando a su lado pero con la vista puesta al frente.
—La verdad fatal. —Me respondió muy serio.
—¿Enserio? y ¿por qué? —Le pregunté intentando ocultar mi preocupación.
—Pues he tenido problemas con los profesores y me gane hasta dos reportes. —me dijo viendo hacia el frente igual que yo.
—Que mal, bueno a mí casi me daba uno en estadística. —Le dije viendo al suelo, para no tener la tentación de verlo.
—¿Enserio? ¿Y eso por qué, si usted nunca ha sido así? —Me pregunto notablemente preocupado lo cual hizo que una chispa de esperanza creciera en mí.
—Pues la cosa es que no estaba prestando atención en su clase y pues se dio cuenta. —Le dije un poco apenada.
—Yo estuve igual, sin prestar atención en las clases estos últimos días. —Me respondió.
—¿Y eso por qué? —Le pregunté preocupada.
—Pues le voy a decir la verdad, ya que ya me canse de no decírselo y tal vez ya no tenga otra oportunidad. —me dijo parándose en secó a lo cual imité su acción.
—¿Qué cosa? —le pregunté y por primera vez en lo que llevábamos hablando lo volteé a ver a la cara.
—Pues estaba así por nuestra pelea, sé que yo tuve parte de la culpa pero enserio tenía mis razones para portarme así y se las iba a dar el lunes, pero usted empezó con sus berrinches de no escucharme y eso me lastimo mucho. —Me soltó de la nada, como si yo tuviera la culpa de todo y aparte de eso me dice berrinchuda o no hoy si arde Troya.
—¡Sabe que Matthew esa no fue solo mi culpa, aparte usted cree que a mí no me lastimo su actitud tan tonta del viernes y perdóneme por no ser síquica o por no tener una bola de cristal para adivinar que tenía sus razones, aparte! ¿Cuáles eran? ¡Si ni siquiera soy la culpable y remata conmigo! ¡Ha y yo no soy ninguna berrinchuda! Aparte usted me prometió que no me volvería a tratar mal o ¿es que acaso lo olvido? —Dije todo de un solo, sintiendo como la sangre me hervía de enojo.
—¡ ¿Y quien le dijo que no era usted la culpable de mi tonto comportamiento? como usted dice! Aparte se lo que prometí y lo sigo cumpliendo aunque no lo crea. —Me respondió, con el mismo tono de voz que el mío.
—¡Así! ¡A ver dígame qué hice yo, porque la verdad no soy bruja para adivinar! —Le conteste, ya me estaba colmando la paciencia y todo esto me estaba cansando.
—No le puedo decir. —Me respondió bajando el tono de voz.
—Sabe que, ya me canse de todo esto, mejor me voy. Olvídelo y gracias por arruinarme mi noche. —Le dije dándome la vuelta y cuando iba a empezar a caminar él me agarró del brazo.
—¡Aaaa usted logra colmar mi paciencia, sabe que ya me canse de ocultarlo, si lo quiere saber se lo diré! —me dijo casi a gritos.
—¡Pues hable, porque tengo que irme! —Le respondí muy desesperada.
—Está bien. Sí, yo estaba así porque Reichell me dijo que a usted le gustaba Alex y eso me rompió el corazón, porque sabe que, estoy perdidamente enamorado de usted desde hace mucho tiempo y precisamente ese mismo día le iba a decir lo que sentía, pero al saber eso decidí mejor no hacerlo para no arruinar nuestra amistad, pero no pude evitar no demostrar mi enojo y frustración, por eso estaba así y sabe que mi intención nunca fue alejarme de usted, pero como usted siempre saca conclusiones precipitadas y actúa como una niña, se enojó y pues llegamos hasta aquí, ya contenta feliz ya le dije todo lo que le tenía que decir. —Hablo tan rápido que apenas podía procesar lo que él me dijo y su confesión me dejó helada, tenía tantas preguntas, como por ejemplo ¿Por qué Reichell le habría dicho eso? ¿En Serio le gustaba? ¿Y por qué no me lo dijo antes?
No pude formular palabra, estaba parada frente a él sin poder decir nada.
—Yo... Hee... la verdad... —Empecé a tartamudear, no puedo creerlo, que patética a de verme, qué vergüenza.
—No, tranquila, no quiero que me diga nada, sé que no siente lo mismo. Yo solo se lo dije porque necesitaba sacarlo de mi corazón, pues no soportaba seguirlo ocultando. —Después de eso se dio la vuelta. No no no, yo no podía permitir que se fuera.
—No, Matthew espere. —Fue lo único que pude decirle, agarrándolo del brazo.
—¿Qué pasó Samanta? —me pregunto, dándose la vuelta y volteando a verme muy serio. Es ahora o nunca, tengo que aclarar esto.
—La verdad es que...