Capítulo 3
1853palabras
2022-08-27 11:28
Todo se resolvió
Luego de esa pequeña charla llegó Matthew, al verme junto a Reichell se sorprendió mucho pues desde que me enoje con él me quedaba con mi tía para evitar verlo, así que un poco titubeante se acercó a nosotras.
—Hola. —Dijo un poco apenado a lo cual Reichell me dio un pequeño empujón así que respirando profundamente hablé.

—Vamos al grano. —conteste seria a lo cual ambos me voltearon a ver enseguida. —Yo sigo enojada con usted pues se portó muy mal conmigo, pero aquí mi amiga presente me ha hecho entender que todos nos equivocamos y por eso he decidido perdonarlo, pero eso sí solo tiene una oportunidad más, espero y no la desaproveche. —concluí viéndolo fijamente, a lo cual él me sonrió ampliamente.
—Si está bien, enserio que lo siento, sé que me porte mal, la verdad no entiendo ni porque lo hice, pero le prometo que esta oportunidad no la desperdiciare, intentaré no ser tan fastidioso para que volvamos a ser los amigos de siempre. —me respondió mientras posaba una mano en su nuca con pena.
—Con eso me basta. —dije más tranquila y con una pequeña sonrisa en mis labios, pues aunque no lo quisiera admitir si extrañaba su cercanía.
—Ven que fácil fue. Ah pero no, a los niños les encanta complicarlo todo. —Dijo Reichell a lo cual enseguida todos nos empezamos a reír y he de admitir que ya los extrañaba. Luego de eso empezamos a caminar juntos, no sin antes parar para comprar unos helados en señal de reconciliación patrocinados por Reichell, lo cual hizo que todo fuera aún más divertido pues a Reichell se le cayó su helado de una forma tan graciosa y dramática que nunca olvidaré. Lo más gracioso es que nos culpo, pues no pudo probarlo y mientras ella hacía un pequeño berrinche Matthew y yo no parabamos de reir. Al final decidimos comprarle otro helado para que estuviera feliz y dejara un poco el drama.
Y así pasaron las semanas y como Matthew me lo había prometido ya no fue fastidioso al contrario se portó mucho mejor que antes lo cual mejoró nuestra amistad en gran manera, era un excelente amigo, todo lo contrario a lo que me había demostrado semanas atrás.
******

—Hola Samanta. ¿Nos vamos? —me pregunto Matthew al llegar a mi lado
—Sí, solo esperemos a Reichell que aún no ha salido. —le respondí.
—Ella me dijo que nos fuéramos, ya que tiene que esperar a su hermana y saldrá muy tarde, así que no nos quiere atrasar. —contestó enseguida.
—Bueno está bien, lástima que mi tía no pudo venir el día de hoy. Nos tendremos que ir solos. —le respondí mientras tomaba mi mochila y la colocaba en mis hombros.

—Si bueno, la verdad es que  para mí mejor que no esté su tía, ya que su tía me molesta mucho, a veces me cae un poco mal. —me dijo entre risas mientras empezábamos a caminar.
—¿Qué le dice? —le pregunté intrigada volteándolo a ver.
—Pues me dice que porque soy tan callado, que si me comió la lengua el ratón y otras cosas que no es necesario mencionar. —Me respondió mientras sus mejillas se tornaban de un color rojizo debido a la vergüenza mientras se tocaba la cabeza con pena, lo cual me dio un poco de gracia.
—¿Enserio? Pues está loca no le haga caso. —Le dije riéndome, ya que hasta a mí me molesta mi tía, en realidad desde que tengo uso de la razón me ha molestado, por lo que para mi no es novedad que moleste a las personas, es más ya se había tardado en hacerlo.
Ese día nos fuimos juntos hablando de tantas cosas que antes no habíamos hablado, fue tan entretenido que el tiempo pasó muy rápido que ni siquiera me di cuenta que ya habíamos llegado a la parada de autobús hasta que el se despidio, y como siempre cuando el se fue me coloque los auriculares para esperar el autobús mientras escuchaba música y pensaba en todo lo que había hablado hoy con Matthew.
*****
Ese año fuimos amigos los tres, fue muy divertido ya que molestábamos mucho, aunque solo nos juntábamos a la hora de salida con Matthew pues los recesos y tiempos libre los pasábamos cada quien con su grupo de amigos.
Cuando llegaron las vacaciones solo nos hablábamos por chat era divertido aunque no nos pudiéramos ver nuestra amistad seguía intacta, esas vacaciones se pasaron tan rápido ya que las salidas con mi familia ocupaban el noventa porciento de mi tiempo y el tiempo restante lo usaba para hablar con mis amigos.
Al regresar a clases ya no estaba ni mi tía ni la hermana de Reichell ya que pasaban a la preparatoria. La verdad fue mejor, ya que éramos solo los tres a la hora de salida lo cual hizo que nuestras pláticas fueran aún mejores junto a nuestras bromas, puesto que ya no teníamos la presión de que mi tía o la hermana de Reichell nos dijeran algo. 
Pero a mediados del año Reichell empezó a salir con un chico del salón, así que ahora me regresaba sola con Matthew, ya que Reichell se regresaba con su novio puesto a que vivían cerca y tanto como Matthew y yo no queríamos ser mal tercio por lo cual decidimos que regresarnos solos era la mejor opción.
—Ahora nos toca regresarnos solos. —le dije a Matthew mientras caminábamos a la parada de autobús, pues ahora tomábamos el mismo autobús ya que a ambos nos dejaba muy cerca de nuestras respectivas casas y era más seguro.
—Sí, es algo raro no estar los tres, pero ella quiere estar con su novio así que hay que entenderla. —me dijo Matthew entre risas.
—Pues ninguno de los dos ha estado en una relación así que no la podemos entender en ese sentido. —le respondí entre risas ya que era cierto.
—Bueno tiene un muy buen punto. —me dijo riendo, ya que la verdad es que ninguno de los dos había tenido una relación, ya que no éramos de los populares y en lo personal no es una prioridad en este momento ya que apenas teníamos 14 años.
Cada día se volvía más normal regresar solos, al punto que ya no notábamos la ausencia de Reichell, cosa que poco a poco hizo que nos volviéramos mejores amigos, ya que caminábamos juntos hacia la parada, nos íbamos juntos en el autobús todos los días y nos escribíamos por chat al llegar a nuestras casas.
—¿Matthew tiene hermanos? —Le pregunté mientras nos acercábamos más a nuestro destino.
—Si ¿por qué? —Me respondió volteándome a ver.
—No por nada, solo por curiosidad. —le respondí, ya que era cierto, puesto a que aunque llevamos mucho tiempo de amigos rara vez hablamos de nuestras familias.
—A bueno. —me respondió enseguida.
—Y ¿cuántos son? —Seguí preguntando ya que la curiosidad es una de mis mayores virtudes.
—Solo uno y yo soy el mayor. ¿Usted tiene hermanos o hermanas? —me pregunto sonriendo.
—Que bien, yo tengo dos hermanas menores, así que igual que usted soy la hermana mayor. —Le respondí recordando a los dos terremotos que tengo de hermanas.
—Que bien, otra cosa que tenemos en común, ser los hermanos mayores. —me dijo al cruzar la calle.
—Es verdad, cambiando de tema ahora que lo pienso, no sé cuándo cumple años usted, nunca se lo he preguntado. —Le dije recordando que nunca hemos tocado ese tema.
—Pues el 20 de agosto. ¿Y usted? —me respondió.
—Yo soy del 4 de agosto, soy mayor que usted, así que me tiene que hacer caso Matthew. —le dije entre risas.
—Solo por días. —Me dijo riéndose.
—Pero ya es algo. —Le respondí riéndome aún más.
—Pero yo soy más alto que usted. —Dijo defendiéndose, en lo cual tenía razón ya que me pasaba por más de veinte centímetros.
—Pero yo soy mayor que usted en edad y eso es lo que cuenta, así que no me contradiga jovencito. Porque es una falta de respeto contestarle a sus mayores. —Le respondí mientras no podía dejar de reír.
—Está bien, solo porque no quiero pelear con usted, la dejaré ganar esta vez. —Me dijo y la verdad es que siempre lo hacía ya que soy muy competitiva y me encanta ganar y él lo sabía muy bien.
—Ay tan lindo, de premio para su cumpleaños le traeré una tarjeta hecha por mi. —Le dije mientras dejaba de reír.
—Más le vale, ojalá que no se le olvide. —me dijo en forma de broma.
—No se me va a olvidar, se lo prometo. —respondí levantando mi mano en señal de promesa.
—Está bien, le creo, solo porque es usted. —contestó sonriendo.
—Para hacerlo oficial debemos de hacer. —Le dije deteniéndome, un poco seria intentando darle algo de dramatismo a la situación. —La pincky promise. —Le dije levantando el meñique a lo cual él soltó una carcajada pero aun así acepto.
—Recuerde que la pincky promise es irrompible. —me dijo mientras uníamos nuestros meñiques. —Si la rompe tendrá mil años de mala yuyu. —continuo mientras intentaba contener la risa y portarse serio.
—Lo se por eso lo hice, porque cumplire ya que el mala yuyu es muy serio. —Le dije mientras me encogía los hombros y me reía.
—Está bien, me parece perfecto. —me respondió mientras separamos nuestros meñiques.
—Bueno adiós, ya me tengo que ir, sino mi mamá me regaña. —le dije viendo la hora en mi celular.
—Está bien, lo bueno es que a mí no me regaña mi mamá, lero lero. —Me respondió burlándose de mí como un niño pequeño.
—Porque es hombre no le dicen nada, eso es injusto. —le dije haciendo un puchero como cuando era pequeña.
—Bueno, cualquier cosa que la regañen le dice a su mamá que estaba conmigo y listo. —me respondió mientras me guiñaba un ojo.
—Ja ja ja qué consuelo. —le dije con sarcasmo.
—Si la suegra me quiere. —Me respondió al instante.
—¿QUEEEE DIJO? —Le pregunté sorprendida y a la vez nerviosa, pero tal vez escuche mal, eso espero.
—Nada que su mamá me quiera. —Me dijo y sentí un poco de alivio, ya que empezaba a sentirme nerviosa por lo que creí escuchar, lo bueno es que solo fue una equivocación.
—Emmmmm pues es cierto tiene un punto a su favor. —La verdad es que me daban hasta celos, ya que él parecía más su hijo que yo, a veces sentía que me quería cambiar por él ya que desde que lo conoció lo trata muy bien, es mas lo consiente mas que a mi y a mis hermanas.
—Lo se ella me adora. —dijo orgulloso.
—Bueno pues ya me voy, si no si me van a regañar. —Le dije empezando a caminar.
—Bueno está bien, no quiero que la regañen por mi culpa. —me dijo entre risas en forma de despedida.
Después de eso como siempre me dirigí hacia mi casa con una sonrisa en el rostro al saber que tengo al mejor amigo del mundo, al cual nunca lo cambiaría por nada ni por nadie.