Capítulo 63
1555palabras
2022-09-22 00:01
Adriana
-------------------------------------------------------------------------------------------------------
"Emily, ¿eh?" La voz de Draven me hizo saltar de sorpresa y me volteé para verlo apoyado en la mesa. "¿Es tu amiga?" 
"Sí", dije con firmeza. No quería hablar con él después de que me enteré que no me había dicho la verdad sobre Dexter. Y ahora que me había obligado a asistir a este estúpido evento, me sentía más reacia a hablarle. 
"¿Todavía estás enfadada conmigo?" Draven preguntó.
"¿Qué crees?" Respondí, presionando mi espalda contra la mesa. Al sentir que Draven se acercaba a mí, me estremecí. 
"¿Por cuánto tiempo más piensas estar enojada conmigo?" Preguntó en voz baja. Puso un brazo detrás de mí, en la mesa, y se acercó más. Al darme cuenta de sus intenciones, decidí mantenerme firme; no podía dejar que me intimidara de esta manera. 
"No seas así, muñeca", Draven dijo. "Deja de estar enojada conmigo. Ya te dije lo que sentía". Su cálido aliento a menta golpeaba mi mejilla y no me atreví a moverme ni un solo centímetro.
"Recuérdame por qué tengo que estar aquí una vez más", anuncié. "Odio estos eventos". Sabía que estaba refunfuñando pero, al sentir su mano alrededor de mi cintura, me estremecí. Draven me estaba acercando más a él.
"Porque te lo pedí amablemente", respondió en mi oído. "Además, no me gusta que te encierres en tu habitación y que te quedes ahí todo el día, de mal humor. Porque estoy seguro de que eso es lo que haces, ¿o me equivoco?" A pesar de que eso era exactamente lo que hacía, sentí que la rabia se apoderaba de mi cuerpo y, con un suave gruñido, me aparté de él. Decidí irme cuando sentí sus brazos rodear mi cintura. Draven me estaba abrazando por detrás.
"Solo estaba bromeando, muñeca", dijo en mi oído, haciendo que un escalofrío recorriera mi espalda. Se rio despacio y podía sentir su pecho vibrar contra mi espalda. No sabía qué era peor, el hecho de que tuviera la audacia de bromear sobre algo así en un momento como este o el hecho de que tuviera agallas para abrazarme así frente a tantas personas. 
"¡Suéltame, me estás avergonzando!" Grité, mirando al grupo de chicas y chicos que nos miraba con desdén y susurraban entre ellos, señalándonos. 
"Eres muy s*nsual cuando estás avergonzada, ¿lo sabías?" Preguntó. Su voz en mi oído me hizo estremecer y me sonrojé, haciendo todo lo posible por calmar mis nervios. "Apuesto a que te estás sonrojando y que te estás mordiendo el labio inferior de los nervios". Al oír esto, dejé de morderme el labio inferior de inmediato y me sonrojé aún más, asimilando todas sus palabras mientras sus labios rozaban mis oídos. "Me excitas demasiado, Adriana", dijo en una voz casi inaudible. Como su boca estaba muy cerca de mi oído, pude escucharlo con claridad. Aparté sus manos con fuerza y sentí que mi cara me ardía, pero no podía dejar que eso me afectara. 
"E-eres... tan..." empecé a decir. Sin embargo, Draven me interrumpió.
"¿Guapo? ¿Irresistible?" Preguntó arqueando las cejas. Con cada palabra que decía, daba un paso adelante. 
"Irritante", dije poniendo los ojos en blanco y rechinando los dientes. Estaba a punto de decir algo más, cuando acercó su rostro al mío. Mientras retrocedía, sentí que me lamía la mejilla. 
"Ahora alegra esa cara", dijo sonriendo. Se paró derecho y resoplé, disgustada, limpiándome la mejilla con la palma de la mano. 
"Deja de molestarme", declaré. Pese a que no quise sonar como una niña mimada, había sonado justo así. Draven se rio y desapareció de mi vista. 
"Damas y caballeros, bienvenidos a este evento", Draven dijo dando un paso adelante en frente de la multitud. De inmediato, todos dejaron de hablar y se voltearon a verlo. Ahora que ya tenía la atención de la gente, lo vi subirse las mangas y revelar sus tatuajes. En un momento sutil, se volteó a verme a los ojos y noté que los hermanos Ardelean venían a mi lado. De repente, todos estaban alrededor mío. No me molesté en decirles que me dieran un poco de espacio ya que, en cierto modo, me estaban haciendo sentir segura y protegida. 
Después de unos minutos de hablar sobre tonterías y cosas triviales, Draven dijo mi nombre y los aplausos estallaron mientras caminaba hacia donde él estaba. Me sonrió, como si quisiera tranquilizarme y darme ánimos y se alejó para pararse con la multitud, a cierta distancia de mí. Respiré hondo, tratando de calmar mi ansiedad y mi cuerpo se puso rígido cuando la gente empezó a susurrar y señalarme con el dedo. 
"Bienvenidos", dije con voz temblorosa. "Es un honor tenerlos aquí. Gracias a todos por asistir a este evento y por tomarse el tiempo para mantener esta relación entre vampiros y humanos. Durante siglos, nuestra especie ha vivido rodeada de pobreza y miedo. En el pasado éramos débiles y estábamos indefensos, y así fue hasta que los hermanos Ardelean llegaron a nuestra ciudad..." miré a los chicos y, por primera vez, no me sentí mal al ver sus rostros. "Ellos llegaron a nuestra ciudad e hicieron que eso cambie, para nuestro bien". De pronto, me olvidé lo que tenía que decir y miré a Draven, nerviosa. Por su parte, él me miró sin expresión alguna, como si hubiera estado esperando que esto pasara. "Y... bueno, pues..." 
"Qué discurso tan encantador", una voz familiar me interrumpió y, sin previo aviso, sentí que una mano me agarraba el cuello por detrás y ejercía presión. Debido a la sorpresa, jadeé, intentando llenar mis pulmones con oxígeno y casi me ahogo con mi propia respiración. "No eres buena mintiendo, cariño". Era Dexter. Al oír su voz, mi corazón casi se detiene, pero mi atención se centró de inmediato en el cuchillo que estaba sosteniendo contra mi garganta. El filo rozó mi piel y dejé escapar un grito ahogado al sentir que dejaba de apretar mi cuello para agarrar mi hombro. Frente a mí, todos se quedaron helados, algunos gritaron y otros miraron alrededor, buscando una salida para huir. Draven, que miraba a Dexter con ojos asesinos, apretaba sus puños a cada lado de su cuerpo. Parecía que se estaba preparando para luchar contra él. 
"¡Suéltala!" Gritó, dando un paso hacia adelante. Sin embargo, se detuvo en seco cuando vio que Dexter acercaba aún más el cuchillo hacia mi cuello. Me quedé rígida, tratando de asimilar lo que estaba pasando, pero todo pasaba demasiado rápido y ya era muy tarde para defenderme. Si me movía, el cuchillo se clavaría en mi garganta. 
"Te sugiero que retrocedas, Draven", Dexter le advirtió. "Es hora de darles mi discurso". Apuntó a Draven con el cuchillo y luego volvió a ponerlo contra mi cuello. Vi cómo el color de la cara de Draven desaparecía por completo mientras apretaba la mandíbula con fuerza. Un sinfín de emociones pasaron por sus ojos. Él sabía exactamente en qué posición estaba en ese momento. No podía hacer nada por temor a que Dexter me lastime. 
"¡¿Qué diablos estás haciendo?!" Raymond gritó de repente.
"¿Que está pasando?" Escuché la voz de Vincent preguntar.
"Les sugiero que se callen si no quieren que mis hermanos les arranquen sus corazones", Dexter les advirtió con firmeza. Apretó mi hombro con tanta fuerza que grité de dolor. Me di cuenta de que Draven y los hermanos Ardelean daban un paso adelante, pero se detuvieron tan pronto como Dexter los señaló con el cuchillo. 
"¡Aléjate de ella, Dexter!" Draven gritó, furioso. "¡Ella no tiene nada que ver con todo esto!” Dio otro paso adelante con rapidez, al parecer, había perdido la cordura. Aun así, un grupo de chicos lo agarraron por los hombros y lo hicieron retroceder. Mis ojos se abrieron de par en par al ver que eran Francis, Cony y Zavier, quienes clavaron sus uñas en la piel de Draven, haciéndolo sangrar. 
"¡Si das un otro paso más, juro por Dios que acabaré con la vida de esta niña!" Dexter anunció. Volvió a poner el cuchillo contra mi cuello y cuando gemí por la sorpresa, Draven dejó de golpear a Zavier, quien lo agarró por los hombros y lo tiró al suelo con un sonido sordo.
"¡Te dije que la sueltes!" La voz de Draven se volvió fría y oscura y estaba apretando los puños con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos. Dio un paso adelante una vez más mientras la multitud lo veía, aterrada y en completo silencio. Apenas podía reconocerlo. Sus ojos eran negros y no sabía qué me daba más miedo, ver este lado de Draven otra vez o tener un cuchillo apuntándome la garganta. Los hermanos Ardelean detuvieron a Draven antes de que pudiera atacar a Dexter, y escuché que Dexter suspiraba, irritado, mientras los chicos hacían todo lo posible por controlar a Draven. 
"Draven, estás asustando a la pobre chica", Dexter dijo en un tono burlón. Acercó mi cuerpo más a su pecho y gruñí, asqueada de sentirlo tan cerca de mí. Pese a que luché con todas mis fuerzas por librarme de él, fue en vano. Cuanto más luchaba, más fuerte me apretaba el hombro. Estaba segura de que me iba a dejar un moretón que tardaría días o tal vez semanas en sanar, pero eso no me importan en ese momento. Todo lo que quería era que me dejara en paz.