Capítulo 37
1272palabras
2022-08-30 12:08
El punto de vista de Adriana
“¿Y acaso tú no tienes malas intenciones conmigo? ¡Me usas para conseguir lo que quieres! ¿Te parece bien eso?", cuestioné, pero instantáneamente sentí que había ido demasiado lejos. "Soy el único que puede hacerlo, niña", murmuró. Intenté calmarme un poco y pregunté en voz baja: "¿Por qué? ¿Por qué quieres protegerme de los demás cuando sé muy bien que me odias?". Me miró fijamente de una manera tan extraña que no pude evitar sentirme nerviosa e incluso se me puso la piel de gallina por todo el cuerpo. ¿A qué se debía su extrañeza? ¿Qué sentía en realidad? "Bueno, creo que, a estas alturas, ya no tiene sentido ocultarlo", dijo. Arrugué el entrecejo y pregunté confundida: "¿A qué te refieres?". "Quiero que seas solo mía", contestó. Su voz suave y s*xy provocaron que mi corazón latiera con fuerza, pero me esforcé por controlarme. "¿Qué quieres decir?", pregunté precipitadamente. Él sonrió y contestó: "Voy a enviar a las otras chicas de regreso. Ya he tomado una decisión, así que su presencia está de más". Sus palabras provocaron escalofríos incontrolables en mi espalda; sacudí la cabeza, tratando de retroceder, pero él me acercó a su lado con tanta fuerza que mi nariz chocó ligeramente contra su pecho. Levanté la vista y percibí frialdad en sus ojos azules. “E-espera… ¿estás seguro? ¿No crees que es demasiado pronto? Apenas ha pasado un mes y las chicas merecen la oportunidad de…" "Oh, estás demasiado nerviosa", susurró mientras agarraba mi muñeca y la acercaba a sus oídos. Dejándome llevar por ese impulso, nuestros rostros se acercaron más. "Qué bonita sensación", bromeó. Rápidamente agarré su camisa, negué con la cabeza y dije en voz alta: “¡Draven, deja de bromear! ¡Sabes cuánto odio estar aquí!". Respiré temblorosamente cuando lo escuché reír ante mi débil intento de convencerlo. "Pero ya lo he decidido, nena", dijo. Me sorprendí tanto que un escalofrío recorrió mi cuerpo. Al mismo tiempo, no dejaba de pronunciar la palabra "no". Sin embargo, él continuó riendo y finalmente declaró: "Pasaste la prueba, Adriana".
"Entonces, ¿nos estás pidiendo que nos vayamos?", preguntó Irene en voz baja mientras miraba a las chicas; luego, posó sus ojos furiosos en mí y dijo con voz entrecortada: "¿Por qué la elegiste a ella?", las lágrimas comenzaron a formarse en sus ojos y las chicas se aclararon la garganta, pero yo permanecí en silencio. "Dejen de lloriquear, todas sabíamos que terminaría eligiendo solo a una", dijo Danny, apoyándose en el sofá. Mientras tanto, yo comencé a pensar en un plan para convencer a Draven de que las dejara quedarse. Sin embargo, lo que todavía no terminaba de entender era por qué me eligió a mí. Al fin y al cabo, todo lo que hice fue causar problemas y tratar de escapar, así que su decisión no tenía mucha lógica. ¿Fue por mi sangre? ¿O porque los hermanos Armenius me estaban buscando? "Estás bromeando, ¿verdad?", espetó Ferra antes de que Rihanna rompiera en llanto. “Cállense y lárguense. Ya no las necesitamos", murmuró Alaric. A decir verdad, no entendía lo que sucedía realmente. Hace unos días, todos las trataban como "reinas", pero de la noche a la mañana se volvieron fríos. "Espera, dales una oportunidad", dije en voz alta, dando un paso adelante. Todos se giraron para mirarme con rostros inexpresivos. “Se lo merecen después de todo lo que te hicieron. Además, creo que...” “¿A quién le importa lo que piensas, muñeca de trapo?”, interrumpió Draven. Sintiendo que él era el único culpable de esto, le lancé una mirada fulminante. "¡Ni siquiera han pasado dos meses!", lloró Rihanna mientras abrazaba a Irene, quien también la abrazaba con fuerza. Mientras tanto, yo no dejaba de pensar en lo afortunadas que eran ellas porque finalmente se estaban liberando de estos hombres sin escrúpulos. "Tyrell, acompáñalas a la salida", murmuró Draven suspirando. "¡Al menos deja que una de ellas se quede!", espeté mientras me ponía de pie frente a las chicas. De repente, Edward y Raymond se levantaron del sofá. “Hazte a un lado o...”, dijo Raymond. “Por favor, solo una de ellas. No quiero estar sola", lo interrumpí. Levantó una ceja y contestó: "¿Crees que tienes la potestad para desautorizarnos?". Al instante, Finn apareció frente a mí y levantó mi mandíbula obligándome a mirarlo. "No fue mi intención hacerlo", dije, apartando su mano. Enseguida, Tyrell guio a Irene y Rihanna de regreso a sus habitaciones. "Déjame quedarme", suplicó Ferra. Asentí con la cabeza y le lancé una mirada suplicante a Draven. Sin embargo, él permaneció indiferente. Posteriormente, miré a Vincent, con la esperanza de que apoyara mi sugerencia. "La decisión ya está tomada", dijo Draven. Estaba a punto de levantarse cuando corrí hacia él y presioné mis manos en su regazo antes de inclinarme para mirarlo. "Por favor, solo ella. Te lo ruego", supliqué. Se recostó en el sofá con ojos misteriosos y respondió: "Está bien". Me sorprendí tanto que estaba a punto de ponerme de pie cuando me agarró la muñeca. Instintivamente aparté mi mano y le pregunté en voz baja: "¿Qué pasa?". Al mismo tiempo, Jason se estaba riendo de mi reacción. “¿Puedo comerla? Es irresistible cuando está asustada”, dijo Finn en voz baja. Supongo que era porque estaba acostumbrada a sus comentarios inoportunos que simplemente ignoré sus palabras. "¡Gracias!", exclamó Ferra antes de regresar corriendo a su habitación. Justo cuando iba a pedirle que me esperara, los chicos comenzaron a murmurar molestos. "¿Qué?", pregunté. Draven arrugó el entrecejo con disgusto. De repente, Vicent intervino: "Prepárate para salir. Vamos a dar un paseo por la ciudad y nos reuniremos con los humanos antes de dejar a Irene y Rihanna en casa". Asentí y salí sin cuestionar nada más para evitar que cambiaran de opinión respecto a la permanencia de Ferra en la mansión.
Volví a ajustar mi vestido gris sin mangas, sin importarme si era revelador o no. Después de todo, solo les importaba mi sangre, no mi cuerpo. Suspiré y tan pronto como salí de mi habitación, Kevin apareció frente a mí. Retrocedí un paso y lo miré confundida. "No te alejes de nosotros, ¿vale?", dijo con voz suave. De repente, se paró erguido y me miró de pies a cabeza, haciéndome sentir bastante incómoda. "Luces preciosa con ese vestido", elogió Raymond cuando me acerqué a ellos. Miré alrededor y, tras no ver por ningún lado a Tyrell, Finn, Alaric y Jason, pregunté en voz baja: "¿Dónde está todo el mundo?". “Se retrasaron un poco”, respondió Vincent. Cuando estaba a punto de decir algo, Irene y Rihanna me miraron con indiferencia, así que preferí mantenerme en silencio. De repente, un taxi se detuvo cerca de la puerta y las chicas prácticamente se vieron obligadas a entrar. “Bueno, asunto finalizado", me dijo Edward sonriendo. Me di la vuelta y miré a Ferra, que reflejaba odio y disgusto a través de su mirada. Me parecía demasiado desagradecido de su parte que esté siendo indiferente conmigo. Sin embargo, no había tiempo para recriminarle. De todos modos, según mis planes, sería ella quien se quedaría en la mansión, ya que yo escaparía a como dé lugar. "Vamos", me dijo Draven de repente. Me di la vuelta y me estremecí cuando vi que me miró de pies a cabeza y arrugó el entrecejo con disgusto. "¿Por qué te has vestido de esa manera?", me preguntó. Sintiéndome confundida, me giré para mirar a los chicos, quienes sonreían y sacudían la cabeza con lástima. "¿Yo?", pregunté. Él dio un paso adelante, provocando que mi corazón se acelerara. "Sí, tú. Ve y cámbiate de ropa, no irás así”, dijo, con una pizca de molestia en su voz.