Capítulo 32
2252palabras
2022-08-11 15:00
La banda sale del estudio al poco tiempo que termino la llamada con Dilan.
—¿Estás bien? —me pregunta Alex a la vez que rodea mi cintura con su mano.
—Si —pero con su mirada me advierte que sabe que estoy mintiendo—. Se trata de Sam, pero luego te cuento. —termino reconociendo, porque no soporto que me mire así.
Todos hablan muy animados, pero yo mantengo mi distancia. Como llegamos un poco tarde al ensayo, Alex no me presento a nadie y solo entró a la cabina para comenzar a tocar su guitarra y cantar. Espero que se percate de mi incomodidad, pero para mi sorpresa, de nuevo es Julián quien hace lo cualquier persona normal aria.
—Chicos ella es Ivana —Julián mira a Alex con desaprobación—. Ivana, ellos son los chicos. Santiago en la batería; Mario en el piano; Steven en el bajo; Y en representación de las chicas, esta Vanessa, novia de Santiago, hermana de Steven, mejor amiga de Alex y manager de la banda. Isabel, novia de Steven y productora de la banda y Valeria, novia de Mario y compositora de la gran mayoría de nuestras canciones; también hacen parte del equipo, pero hoy no nos honraron con su presencia.
“Así que todos tienen novia excepto Alex.”
“Bueno, y ahora también Julián.”
—Mucho gusto. Me llamo Ivana, pero pueden decirme Iv. Es más, por favor díganme Iv. Cuando me dicen Ivana, siento que mi madre me está regañando.
A todos les causa gracia mi comentario espeto Alex.
“Tal vez no quiere que me lleve bien con sus amigos.”
“Si eso quiere, entonces… ¿Para qué te invito?”
—¿Y tu novia? —ignoro a Alex para seguir hablando con Julián— ¿Qué función tenía en la banda?
Todos hacen cara de que toque un tema sensible, excepto Vanessa. La que se supone, es mejor amiga de Alex y de la que no había escuchado nada hasta ahora.
“Si lo piensas bien, lo único que conoces bien de ese hombre, es en donde se encuentran cada uno de sus lunares y con ese te debe bastar.”
—Muy simple. La función de Catalina era ser nuestra hater. Toda banda necesita unos cuantos. Y ella es la principal. —dice Vanessa burlándose de Julián. —Y mucho gusto Iv. Yo también prefiero que me llame por mi diminutivo, así que dime Vane. Ya te había visto en la universidad. Fue en una exposición de fotografía y vi tu trabajo. Tus fotos son impresionantes.
Me sonrojo un poco al sentirme elogiada. Es la primera vez que alguien, ajeno a mí circulo social o académico, me hace un comentario acerca de mi trabajo. Ni siquiera Alex hablo al respecto cuando me confesó que también me conoció en las mismas circunstancias, él estaba más interesado en mi trasero que en mis fotos.
—Bueno, ya dejemos de hablar tanto y vamos a comer. Me muero de hambre. Y hay que aprovechar que Alex paga —miro confundida a Santiago que habla mientras toma la mano de su novia—. Es su penitencia por llegar tarde.
Vamos al restaurante de papas fritas que visite con Alex la primera vez que cenamos juntos.
Dijo que, si él iba a pagar, entonces todos comeríamos lo que él quisiera y a excepción de Julián, nadie más se quejó.
A pesar de que me siento un poco más integrada al grupo, mi mente sigue en el planeta Samara. Casi ni toco mis papas con tocino y bebo a sorbos mi Coca-Cola.
—Iv. —la voz de Vanessa me devuelve a mi mundo— ¿Quieres venir con nosotros al concierto de la batalla nacional?
Me quedo pasmada ante la pregunta.
Si acompaño al grupo a un evento así, sería como la pareja de Alex, y pues yo… No soy la pareja de él ni de nadie.
—Vane… No —Alex le da una mirada de advertencia, pero ella lo ignora.
—¿Qué? —la simpática chica desafía a Alex y sigue hablando conmigo— Sobra un lugar. Todos los gastos de Catalina ya están cubiertos y ella no va a usarlos. Además, nos vendría muy bien una fotógrafa al equipo. Nuestras redes sociales son un desastre.
“Fotógrafa de la banda.”
Todas las novias de los integrantes tienen un papel en el equipo. Si fuera novia de Alex, encajaría a la perfección. Pondría a disposición mi talento y podría estar a su lado apoyándolo. Pero la idea es demasiado utópica.
Miro a mi lado, donde Alex está sentado y su rostro está descompuesto.
“Él no quiere que me involucre en su vida.”
Respiro y dejo que el dolor por su actitud se haga a un lado y trato de pensar cómo salir bien librada de esta situación.
—¿Cuándo es el concierto?
—¿Cómo? ¿Este estúpido no te lo ha dicho? —señala a Alex cuando dice la palabra estúpido.
—No hemos tenido mucho tiempo para hablar. —le guiño el ojo tratando de esconder mi dolor siendo juguetona.
—Es el último fin de semana del mes.
“Gracias al cielo. Tengo la excusa perfecta para rechazar su invitación.”
—Lo siento. Pero ese fin de semana es mi cumpleaños y ya tengo planes con mis amigos.
—¿En serio? —Alex pregunta entre asombrado, confundo y molesto.
“¿Por qué está molesto?”
—Sí. En serio. —le respondo sin siquiera mirarlo.
—Parece que tampoco tuvieron tiempo de hablar de eso —Dice Vanessa devolviéndome el guiño y me rio con ella—. Igual, la invitación está abierta. No pienso permitir que Julián, llene ese puesto con cualquier aparecida que le haga ojitos en lo que queda de estas semanas.
—¡Oye! —Se queja Julián al otro lado de la mesa— Te escuché. Deja de dañar mi reputación.
—Lamento informarte que tu reputación ya está arruinada. Cambias de novia como cambias de cepillo de dientes. Cada dos meses hay uno nuevo en tu estante. Si no puedes con una relación, deberías hacer lo que Alex… ¡Au! —Vanessa se queja y mira a Santiago. —Pero ¿Qué te pasa? ¿Por qué me pellizcas?
Sé por qué lo hizo.
Si la hubiera dejado terminar de hablar hubiera dicho “Deberías hacer lo que Alex hace. Solo tiene chicas para sexo y así no se desgasta en compromisos”, pero su novio la interrumpió, tal vez para evitar que me sienta más incómoda de lo que estoy.
“Todos aquí saben que soy la chica de turno.”
—Ya no discutas amor. Él es un caso perdido. Mejor terminemos de comer y busquemos un bar, para beber un par cervezas.
Todos le dan la razón a Santiago y se apresuran a terminar su orden de papas.
Al salir, Alex habla con Mario y Steven sobre los arreglos de una canción y yo me hago a un lado mientras busco algo en mi celular y aparento estar ocupada.
—Discúlpame si te hice sentir incómoda —Vanessa se acerca a mí y habla en un tono bajo para que solo yo la pueda oír—. A veces, suelo ser bastante imprudente y directa. Pero te juro que no es con mala intención. Es solo que mi filtro entre pensamiento y palabras, está defectuoso.
—No. No te preocupes. Estoy bien.
—Hay chica. En serio, mientes muy mal.
—No es mentira —me defiendo—. Sí, es cierto que no me siento bien, pero no tiene nada que ver con Alex. Alguien que quiero mucho tiene problemas, y no sé cómo ayudarla. Así que si me has visto algo distraída, es por eso.
Dilan una vez me dijo que la mejor forma de mentir, es partiendo de una verdad. Solo hay que cambiar pequeños detalles. Minimizar lo ficticio y maximizar las verdades.
—Muy bien. Eso me hace sentir mejor… Quiero decir, que mal por tu ser querido, pero que bien por mí. —Vanessa se cubre el rostro avergonzado y me rio de su actitud.
Vanessa es genial. Tiene una personalidad fuerte y no le da miedo mostrarla. Además, es una mujer hermosa. Tal vez no está dentro de los estándares de bella que la sociedad tiene definidos. Pero en realidad ¿Quién lo está? Ella es una chica auténtica. Su cuerpo parece una guitarra. Curvas bien definidas y caderas anchas. Su cabello es corto y de color cobre. Se nota que no es natural porque se ve un poco la raíz, pero lo que más llama la atención, son sus ojos de un color verde que jamás he visto, y al delinearlos con lápiz negro, le dan una profundidad casi hipnotizante.
—Iv. Ahora que estamos claras. Me gustaría hablar contigo como manager de la banda. La invitación fue en serio. Y no la hice por la relación que sea que tengas con Alex. De verdad me gusta tu trabajo y sería genial que te nos unas.
—Gracias Vane. En serio me siento muy alagada por la oferta, pero no fue una excusa lo que dije ahí adentro. Y siendo sincera, tampoco creo que a Alex le guste la idea.
—Olvídate de ese idiota ¿A ti gusta la idea?
No sé por qué le confesé mis pensamientos. Tal vez creí que, al ella conocerlo más, me diría que no fuera tonta; que me lo estaba imaginando todo, y que Alex estaría feliz de que los acompañara, pero como dice el dicho… Soñar es gratis
—A mí me gusta la fotografía y hasta hace unos días era la fotógrafa de una banda, pero eso se arruinó y no estoy muy segura de tener la disponibilidad para ese trabajo.
—Está bien. Entiendo que no puedas venir con nosotros al concierto. Pero necesito a alguien que le tomes fotos a estos hombres. Ya sabes. Son geniales, muy talentosos, pero hoy en día eso no es suficiente. Necesito material para mover sus redes sociales. Y como a ellos solo les importa la música, alguien más se debe hacer cargo. —Vanesa mira a los chicos y en su rostro se nota lo mucho que los ama—. Sabes Iv, sé que ellos van a ser grandes y yo estoy decida a hacer lo que sea para que eso suceda. Si de verdad no quieres o no puedes hacerlo, está bien. Pero al menos ayúdame a encontrar a alguien, siquiera la mitad de talentoso que tú, porque al menos va a ser mucho mejor de lo que tenemos ahora.
—Está bien. Déjame pensarlo y te aviso.
Tal vez no pueda ser la fotógrafa de la banda, pero si puedo buscar a alguien que le interese.
—Perfecto —responde Vane demasiado animada—. Ahora vámonos de aquí. Quiero algo más fuerte que una cerveza —dice un poco más fuerte para que el resto del grupo la escuche.
Vanessa engancha su mano a mi brazo, como si lleváramos siendo amigas desde la escuela.
Me siento algo incómoda, porque, aparte de Alex, no estoy acostumbrada a que un extraño me trate con tanta familiaridad.
Alex sigue mostrándose algo raro y como no me dice nada, llego a la conclusión de que le molesta que me involucre con sus amigos. Tal vez piense que esto es demasiado personal para una relación temporal.
—Yo no voy. —las palabras salen de mi boca sin siquiera pasar por mi mente.
—¿Por qué? —pregunta Vanessa.
—Ya te dije. Tengo un asunto personal que resolver.
Noto como Alex me fulmina con la mirada desde la distancia, pero lo ignoro.
—¿Y no puede esperar? –ella de verdad luce decepcionada.
—No. Pero tal vez en otra ocasión podamos ir por unos tragos, aunque la verdad yo no bebo mucho.
—Eso es porque no has encontrado un coctel hecho especialmente para ti. —Dice Mario. —No sé si sepas. Pero uno de los trabajos de Alex es ser bartender. Él ha encontrado el trago perfecto para cada uno de nosotros. Seguro no tendrá problemas en descubrir el tuyo.
La molestia de Alex no hace sino aumentar y yo solo quiero salir corriendo.
—Si seguro. —digo para no parecer grosera—. Chicos, fue un placer conocerlos. La banda suena genial, de verdad me gustó mucho y estoy segura de que les va a ir muy bien en su concierto.
—¿Por qué te vas a ir? —la voz de Alex me hace un hueco en el estómago.
“¿Qué le voy a decir? Me quiero ir porque necesito estar en mi cama y llorar por qué no me quieres… por supuesto que no”
—Ya sabes… Sam.
—¿Vas a salir corriendo tras de ella? Por qué ayer estabas de acuerdo con que necesitaba tiempo.
La conversación en medio de su grupo de amigo me perturba un poco.
—Si, pero las cosas se complicaron. —no doy más explicaciones. Termino de despedirme de los chicos y cuando llego a Alex no sé qué hacer.
“¿Le doy un beso? ¿Le apretó la mano? ¿Le doy un abrazo?”
“Debiste haber dicho adiós, en vez de ir de en uno, en uno.”
Bueno ya es demasiado tarde.
—Yo voy contigo. —dice Alex cuando me acerco a él.
—No tienes que hacerlo. —me pongo tensa con sus palabras. Estoy segura de que no me cree. Y piensa que solo uso a Sam como excusa para huir.
Y tiene toda la razón. Lo único que quiero es estar lejos de él, porque con cada gesto y palabra, no hace más que confundirme.
En un minuto, siento que me quiere para algo más, al siguiente que solo soy su amiga sexual. Me habla con cariño, me consuela cuando estoy triste. Pero no quiere que me acerque a sus amigos, ni que sea la fotógrafa. O por lo menos, eso es lo que su actitud me ha dado a entender durante esta noche.
“Solo tienes que preguntarle.”
“Pero uno no debe hacer preguntas si no está preparado para la respuesta. Y yo no lo estoy.”