Capítulo 42
897palabras
2022-07-29 19:30
PDV Isabel.
Como podía ser tan descarado este hombre, o mejor pregunta como su descaro me ponía a tal nivel que debía apretar mi pelvis.
–¿Que estás diciendo? – apenas salió la pregunta de mi boca me arrepentí, él lo había dicho claramente.
–Lo que escuchaste fiera bonita. – su sonrisa socarrona no me dejaba pensar bien, necesitaba que se fuera de mi oficina.
–No tengo tiempo para tus juegos señor Quant, estoy muy ocupada, por favor puedes esperar a Mario en la sala de visitas – Le señalé la puerta y caminé hacia mi escritorio, por lo menos necesitaba alejarme de él mientras salía.
–Puedes decirme Luka, no tuviste problema con gritarlo la última vez – me guiño el ojo y yo sentí que, toda mi cara se sonrojó.
–Además ¿Qué te hace pensar que estoy jugando? – siguió hablando como si nada. Acercó el vaso de café a sus labios y yo seguí la taza solo para sentir que me faltaba agua.
Parecia haber notado mi vista, porque lentamente los lamio y me ofreció una sonrisa que nuevamente hizo apretar mi pelvis. ¿Qué poder tenía este hombre sobre mi cuerpo? Me pregunté rápidamente, pero tenía que volver a mí y ponerlo en su sitio.
–No lo sé, pero lo cierto es que no tengo tiempo para hombres mentirosos, así que por favor retírate de mi oficina.
–Aun tienes el descaro de llamarme mentiroso maestra MA-RI-A – a propósito, lo dijo en silabas, para que yo recordara mi mentira hacia él. – cómo es que dice el dicho popular – colocó su mano en su mentón aparentando pensar – ah ya recuerdo, cada ladrón juzga por su condición. Al final no somos tan diferentes Isabel.
–Pues sí que lo somos, mi mentira estaba justificada, eras un desconocido, como iba a darte mi información real si te acababa de ver y en un sexbar – fue lo primero que se me ocurrió y lo dije sin pensar, pero el astuto lo supo refutar dejándome otra vez sin palabras.
–Pues no te importó entregarme otra cosa.
Me levante de mi silla sintiéndome ofendida, aunque tenía razón, no le di mi nombre, pero le ofrecí mi cuerpo para que lo invadiera.
“Y nos llevara al cielo” susurró mi CP.
Luka aprovecho ese instante y cambió de tema, quizá para el peor.
–¿Qué hay de Leone? ¿Ya le agradeciste anoche por las flores? – preguntó como si nada mientras le daba vuelta en sus dedos a la tarjeta que estaba en el arreglo de flores.
–No es tu problema – casi le grité.
–Déjame decirte que tu cuerpo no parece como si hubieses tenido un orgasmo.
Se paró y caminó hacia a mí, sus largas piernas hacían que sus pasos fueran largos y poco le costó estar a un lado mío, cuando sentí su aliento cerca de mi oído.
–Pudiera hacerte ese favor, la verdad es que te ves muy tensa.
–¿Quién te crees para opinar sobre mi vida personal? ¿Acaso no tienes una esposa a quien cuidar? – dije con más rabia que la que debía, mirándolo a los ojos, por lo que pude notar que los puso blanco al mencionar a su esposa.
–Ella se sabe cuidar sola – dijo alejándose de mí.
–Si tienes esposa que por lo que alcancé a ver es muy guapa, ¿qué haces aquí Luka Quant?
–Porque es aquí donde quiero estar, porque debemos hablar y con respecto a Chris no es lo que tú crees. – dijo esto último como con fastidio.
–¿Cómo que no es lo que yo creo? Tú mismo me dijiste que es tu esposa.
Se pasó la mano por el cabello y negó con la cabeza, para nuevamente cambiar el tema radicalmente.
–No es algo que pueda explicarte en este momento. En fin – dijo sentándose en una de las sillas frente a mi escritorio – Voy a abrir una empresa y quiero que lleves todo lo referente al registro.
–¿Yo? – dije sorprendida.
–Si, tu. Mario y Fernando serán mis socios, así que la única disponible eres tú, no creo que ellos quieran que otro bufé les lleve el registro de su empresa.
–Porque ellos mismo no pueden hacerlo – terminé diciendo yo.
–Exacto.
–Ok, hablaré los detalles con Mario, por el momento necesito trabajar si me lo permites – dije levantándole una ceja.
–Espero que no trates a todos tus clientes así.
Se levantó y yo imite su acción, se giró hacia la salida y por inercia y educación, camine para acompañarlo a la puerta.
–Bueno no tengo nada más por ahora – dijo y por un momento sentí que no quería que se fuera.
–Que tengas buen día Luka – dije a un paso detrás de él.
Por lo que se giró y casi choco con él.
–Solo una cosa más – me miró con esos ojos azules que de seguro han mojado más de unas decenas de pantis – estas hermosa hoy.
Ante su declaración empecé a pestañar y en segundos sentí su gran mano detrás de mi cuello acercándome a él y pegando sus labios con los míos. Subí mis manos a su pecho quizá para empujarlo o atraerlo más a mí. Tuve un momento de confusión mientras que el muy gallan lamio mis labios abrió la puerta y salió diciendo.
–Nos volveremos a ver Isabel.
Y ahí me quedé excitada y confundida.