Capítulo 40
1919palabras
2022-07-28 15:32
PDV Narrador.
– ¿Pilar estas bien? – le preguntó la doña compañera de Luis al ver que estaba pálida.
– Si lo estoy, entandaras que no es fácil escuchar de otro, como tu ex ya tiene otra vida – ella no quiso explicar que aún no habían terminado, no iba a quedar como una cornuda delante de nadie.

– Gracias por la confianza doña Juana, creo que ya es mejor que me vaya, mi carro está algo lejos y ya llevamos algo de vino – mintió, pero ya no aguantaba las ganas de llorar, necesitaba desahogarse.
– Si querida, estoy de acuerdo, pidamos la cuenta.
Minutos después Pilar salió hacia la derecha del café y para su suerte doña Juana fue hacia la izquierda, por lo que dejo que sus lágrimas salieran una tras otra, se sentía traicionada, y pues así lo estaba, su compañero de diez años la cambio por una jovencita.
Pilar aun no llegaba a los treinta por lo que no se consideraba una vieja, tampoco nunca había tenido baja autoestima porque siempre le rondaba un pretendiente que ella amablemente rechazaba porque hasta hace poco mejor dicho hasta la que había sido su despedida de soltera siempre le había sido fiel a Luis.
Ni siquiera con Mario que por años lo creyó el amor de su vida, por el contrario, su novio se había ido a otra ciudad con otra. Ya las lágrimas le tenían los ojos rojos y la humedad no le dejaba ver bien, pero sabía que estaba cerca de su auto, estaba sumida en sus pensamientos y a lo lejos le pareció escuchar un grito “cuidado” cuando quiso girar la cabeza a ver de dónde provenía.
– AAH– gritó al impactar su trasero con el piso y escuchar un crack.

Había una alcantarilla rota y su pie entró por el hueco, lo que hizo que la mitad de su cuerpo se hundiera y la otra quedo sentada en el borde del hueco. Unos hombres se acercaron a ella para ayudarla.
–Necesita un médico, gritó alguien al sacarle la pierna y ver que su tobillo estaba sangrando y ella se quejaba de dolor.
De pronto recordó unas palabras: “anota mi número es bueno tener el teléfono de un doctor” así que con voz adolorida, le informó a las amables personas que se acercaron a ayudarla que ella llamaría a un amigo médico. Sacó su teléfono del pequeño bolso y buscó su nombre, la verdad no esperaba llamarlo por una emergencia, pero bueno últimamente nada se daba como ella esperaba.
– Si que estas de suerte, justo estoy saliendo de una guardia – respondió un Ajax sonreído y coqueto, finalmente había recibido la llamada que estaba esperando, había querido darle tiempo a que lo hiciera ella, aunque por días las manos le picaban por llamarla o escribirle.

– Hola Ajax – dijo con la voz llorosa aguantando el dolor que tenía en el tobillo, tono que no escapó de la atención del griego.
– Pilar, ¿estas bien, te pasó algo? – preguntó preocupado.
– He metido el pie en una alcantarilla tío, me está sangrando y me duele, ¿pudieras venir por favor?
– Por supuesto, voy llegando a mi auto, envíame por mensajería tu ubicación exacta, llegaré lo más pronto posible – se apresuró a decir mientras que corría al estacionamiento.
Ajax sintió su corazón apretado, él era un médico, estaba acostumbrado a emergencias peores, pero se sentía con urgencia de llegar y ver a su damisela en peligro. Sin importar se saltó uno que otro semáforo en rojo, hasta que llegó al lugar donde indicaba el gps.
La vio rodeada de algunas personas sentada en una silla cerca de la acera, se acercó pidiendo paso y un anunciándose como el médico. Lo primero que hizo fue tomar la cara de la pelirroja y miro que lucía diferente su cabello estaba distinto a como la había visto la última vez, igual le pareció que estaba hermosa. Le movió la cara de lado a lado para confirmar que no tuviera una herida.
– Es el pie – dijo Pilar con un intento de sonrisa.
– ¿Como estas, linda?, ¿te duele mucho?
– Horriblemente – respondió ella tratando de que el cabello le tapara la cara, sabía que debía estar hinchada de llorar y no precisamente por el golpe.
Ajax sacó de su botiquín alcohol para desinfectar, gasas para limpiar y se colocó unos guantes.
– Voy a limpiar para desinfectar y ver el daño primero, ¿de acuerdo? – pronunció con su tono de medico serio. mientras ella solo asentía – esto va a…
No terminó de decirlo cuando Pilar ahogo un grito ante el frio alcohol que le corrió por el tobillo, limpió con gaza y procedió a quitarle el botín que tenía puesto de un tacón de quizá unos doce centímetros. Luego de cerrar la herida que por suerte no amerito coserse, se dispuso a hacerle unos movimientos al tobillo para determinar si era fractura o un esquince, aunque debía hacerle una placa para validar.
– Gracias – exclamó ella a los hombres que la levantaron y le buscaron una silla para que no se quedara tirada en el piso.
Luego de inmovilizarle el tobillo y como si ella no pesara nada el doctor la cargó y la llevaba a su auto.
– Vamos a hacerte una placa, no parece, pero quiero descartar que no sea una fractura.
– Espera un momento, mi carro.
El la miro con cara de quererla soltar ahí mismo, ¿cómo se atrevía a pensar en manejar si tenía el pie derecho inmovilizado?
–Tendrá que quedarse por ahora, no puedes manejar, ¿no te es evidente? – le reclamó mirándole el pie.
– Gracias por venir y tratarme, la verdad no quería llamarte por una emergencia.
La cara de Ajax cambio de medico a coqueto en un instante y al meterla en su coche y ponerle el cinturón de seguridad se le acercó a la cara a una distancia que hizo que Pilar tragara grueso.
– ¿Para qué hubieses querido llamarme?
Pilar comenzó a carraspear nerviosa – digo no se invitarte un café o un vino.
– Ah– dijo Ajax en un tono desilusionado y cerró la puerta de copiloto.
Mas tarde al afirmar que había sido un esquince y tener en la mano el tratamiento, la pareja se dirigió al piso de la accidentada. Bajo con unas muletas que no sabía utilizar y al verla Ajax se bajó a ayudarla, tomo las muletas y la cargo.
– No tienes por qué hacer esto, pero te lo agradezco, no sé cómo hare mientras las aprenda a usar– dijo con un mohín y ahora viviendo sola, pensó con tristeza.
Entraron al apartamento que a Ajax se le hizo ameno pero diminuto, la sala parecía ser más pequeña que su habitación.
– ¿Hay alguien aquí? – quiso saber.
– No, ahora vivo sola– respondió ella con sinceridad.
– ¿Como que vives sola?
– Como lo oyes doctor.
Una alegría paso por el corazón de Ajax y se le ocurrió una idea, total lo peor que podía pasar es que le dijera que no.
– ¿Entonces te puedo acompañar esta noche? Necesitaras tomar la medicina en seis horas y aun no sabes cómo andar con las muletas, no quiero que te lastimes más.
Pilar se sonrojo, de verdad le estaba pidiendo quedarse en su apartamento. Pero la verdad era que iba a necesitar ayuda y ella no tenía más familia ahí, por lo que opto por bromear ante la situación.
– ¿Y usted doctor, se queda con todas sus pacientes?
– Solo con las pelirrojas sexis que meten la pierna en alcantarillas– respondió el con el mismo tono, pero pareciendo despreocupado.
– Te mentiría si te digo que no necesito ayuda y lamentándolo no tengo a nadie más a quien acudir, las pocas amigas que tengo son madres de niños pequeños y la única soltera estará en algún bar con su novio, la verdad no me gusta molestar a nadie.
– Definitivamente eres una mujer con suerte, no tengo hijos, no tengo una cita hoy y no me molestas, luego te pasare la factura de mis honorarios, pero te advierto que me cobrare esto.
Dijo mordiéndose los labios con una promesa. Pilar se estremeció al escucharlo y su piel se erizó.
– No me hagas arrepentir de decirte que si – intentó caminar, pero le dolió – augh
– Deja de coquetear conmigo, dime donde es tu habitación, necesitas descasar.
Pilar se rio ante la seguridad de este hombre, pero como no iba a estarlo si hasta con un kimono se veía totalmente apetecible. El la ayudo a buscarse un pijama a lavarse luego ella le indico donde estaba la habitación de huéspedes.
–Dejare tu puerta semi abierta por si sientes dolor y me necesitas llámame ok.
Por más que quisiera no iba a invadir su habitación ni mucho menos tomarla, al final estaba herida y él era médico, se despidió dejándole un beso en la frente y se fue a la habitación que le señaló, estaba exhausto había tenido una operación bastante complicada y llevaba veinticuatro horas de guardia. Así que solo se quitó el quimono y se acostó con un bóxer negro suelto.
No tardó en dormirse, pero como amante de su profesión tenía el sueño liviano para poder atender rápido mientras estaba de guardia, así que pudo escuchar como la chica de la habitación del frente estaba llorando, se paró alarmado y en casi dos pasos estuvo en la habitación de ella.
Pilar tenía la cara enterrada en la almohada, al ya no tener la divertida conversación con Ajax y saberse sola su herida se abrió, pero no la del tobillo sino la del corazón, había sido dejada por alguien más joven, el hombre por el cual ella dejo todo, vendió la casa de sus padres para poder apoyarlo en su sueño de trabajar aquí, la había hecho a un lado luego de haberle pedido matrimonio.
Hundió su cabeza en la almohada para evitar que Ajax la escuchara y no lo sintió hasta que esté la tomo por un hombro y la abrazó hacia él.
– ¿Qué pasa? Te duele mucho – pregunto él alarmado.
Ella solo negó con la cabeza en el fondo sabía que se debía ver patética.
– Disculpa por despertarte Ajax, no me duele, puedes regresar a dormir, estoy bien – dijo hipeando.
– Se nota que estas muy bien – le respondió con sarcasmo – habla mujer saca eso que te tiene así de triste, quiero volver a ver esos ojos brillantes que conocí.
Pilar no sabía cómo era que con él se sentía tan protegida y en confianza y en vista de que no tenía a nadie más cerca y era muy tarde para llamar a Isabel, le contó.
– Mi prometido me dejo por otra, no solo se trataba de posponer el matrimonio, hoy me enteré que estaba viviendo con una chica.
Ajax la miró con ojos sorprendidos, pensando que había hombres estúpidos y el que era novio de la belleza que tenía al frente lo era aún más, realmente la noticia le alegró, era un obstáculo menos para él, pero debía ser empático y acompañarla en la tristeza que tenía, así que la abrazo, al escuchó, luego le hizo un té de manzanilla, y por su puesto se quedó con ella en la habitación para que pudiera dormir, así que el olor de ella lo relajó y se quedaron dormidos en la misma cama.