Capítulo 29
944palabras
2022-07-23 14:25
PDV Narrador.
Pilar iba manejando desde el aeropuerto donde había dejado a su amiga iba directo a su piso, sintiéndose un poco culpable de ocultarle una vez más sobre Mario, pero no sabía cómo iría a reaccionar él ante el rechazo de ella, así que prefería decírselo a Isabel ella misma.
Ese encuentro solo le había servido para darse cuenta que Mario era cosa del pasado, inicialmente todo iba bien, lo estaba disfrutando, pero luego de tres horas Mario no se había saciado y hasta resultando hasta doloroso ante la poca lubricación que estaba teniendo y las constantes embestidas.
Se preguntaba cómo era posible que hubiera pasado tanto tiempo y él no había eyaculado, tal parecía que estaba más concentrado en pasar horas que en el disfrute en sí. Su respuesta la encontró en la sala de baño de la habitación de hotel de Mario.
Ahí encontró entre sus cosas un blíster con pequeñas pastillas de color azul que ella conocía por las veces que se la había tenido que comprar a su primer jefe que tenía unos sesenta años y le gustaban las mujeres de veinticinco. Ya en su piso por fin pudo darse un largo baño para quizá sacar un poco del alocado fin de semana que había tenido.
Por suerte tuvo de excusa que debía llevar a Isabel al aeropuerto para poder huir de Mario, al cual estuvo ignorando el resto del día. Definitivamente no repetiría con él, volvió a pensar Pilar mientras se vestía con un pijama cómodo y se metía a su cama. ¿Repetir? Se preguntaba cómo pensaba siquiera eso, esto fue un fin de semana y ya por su despedida de soltera.
Aunque el doctor, el sexi doctor que la llevó a las nubes con su experto toque, con la combinación perfecta entre ser suave y rudo. Su corazón ya se estaba acelerando al pensar en él cuando escuchó a su prometido entrar a su habitación.
– Hola, ¿cómo te fue? – le preguntó a un Luis que se veía tan cansado como ella.
– Hola, nena, bien, si querías que me divirtiera eso hice – respondió antes de darle un beso de pico y meterse a la ducha.
El cuerpo de Pilar no daba para más, quería dormir como por dos días, el cansancio era más que la curiosidad por saber qué había hecho Luis con su pase libre. Aunque mejor no saber.
Y menos cuando al día siguiente mientras llevó a lavar la ropa, se encontró la camisa blanca de Luis con lápiz labial rojo en el cuello, aun cuando fue de ella la idea sintió celos, pero sería muy cara dura de su parte reclamarle algo, así que hizo como que no vio nada.
Los días fueron pasando casi iguales, trabajando, llegando a casa, leyendo y yéndose a dormir sola pues Luis siempre llegaba tarde y ella salía muy temprano al trabajo. Para el jueves la sorprendió cuando entró al piso que ambos compartían y lo encontró cocinando.
– Huele delicioso amor, que alegría encontrarte aquí.
– Sí, hoy por fin pude salir temprano, tenemos un proyecto grande que nos acabamos de ganar.
– Qué bueno, celebremos entonces – lo abrazó y luego fue a destapar una botella de cerveza.
– Siéntate, ya esto está listo – hizo lo que Luis le pidió y puso ante ella un plato de raviolis con crema de champiñones.
– Jolines, Luis, sí que te esmeraste.
– Es que tengo que pedirte algo importante – dijo sentándose a comer – pero primero comamos.
– Ah no, eso no, bonito, no me vas a dejar curiosa – dime de una vez, ¿Por qué tanto suspenso?
– Quiero que aplacemos la boda – dijo de pronto.
– ¿Cómo? – dijo ahogándose con la cerveza – ¿por qué? Estamos tan cerca de la fecha.
– Lo sé, Pilar, créeme que me costó mucho tomar la decisión, pero este proyecto es muy importante y ganaré mucho dinero, el suficiente para que podamos comprar un apartamento y dejemos de vivir pagando alquiler.
– Pero es otro proyecto más, solo estarías más ocupado, si quieres cancelamos la luna de miel, hablaría con María y Mateo para que nos dejen abierto los pasajes que nos regalaron.
– No es un simple proyecto Pilar, sería el proyecto más importante de mi carrera hasta ahora y es en Hamburgo en la construcción de un nuevo puerto.
– ¿Hamburgo? Pero es a cinco horas de acá, ¿cómo haríamos?
– Tengo que mudarme por los seis meses que dure mi participación – respondió sin mirar a su prometida a los ojos.
– ¿Cómo sucedió esto tan repentino? Respondió una consternada Pilar.
– Ya el ambiente se estaba poniendo tenso, Luis lo sabía, sabía que ella no lo tomaría bien, pero aun así se mantendría en su postura.
– Necesitas apoyarme, Pilar, esto es importante para nosotros – tomó la mano de ella sobre la mesa.
– ¿Para nosotros? Cómo dices eso, si estamos hablando de mudarte ni siquiera me lo consultaste.
– Bueno, un hombre tiene que tomar sus propias decisiones, no eres mi mamá para estar consultando todo.
– ¿De qué carajos estás hablando? – se levantó ella delante de la mesa, cómo podía él compararla con su mamá, ese no parecía su Luis.
– ¿Estás seguro que quieres cambiar la fecha o quieres cancelar boda? – dijo, de pronto sin pensar, la sangre le hervía a la madrileña.
– ¿Pero de qué estás hablando? no armes un drama, es por trabajo – gritó éste, ofendido.
– Y aparte me gritas, joder contigo.
– Pilar, ven aquí – la llamó mientras ella caminaba a su habitación dando un portazo.