Capítulo 44
1162palabras
2022-05-18 11:43
Skye
Estábamos a la mitad de nuestras vacaciones y todo había sido increíble. ¡Este lugar era más que hermoso! Todo en él me había fascinado. De igual manera, fue bueno tener tiempo solo para nosotros dos. Hemos estado explorando el lugar, conociendo gente nueva, probando comida nueva, comiendo en exceso y haciendo el amor sin parar. ¡Ha sido perfecto! Sé que estaré triste cuando tengamos que despedirnos, pero estoy segura de que podremos volver algún día. ¡Al menos eso espero!
Un día, estaba en el balcón disfrutando de la mañana fresca y el café mientras Parker se duchaba. Decidimos ducharnos por separado esa mañana porque cada vez que compartíamos una, nos distraíamos y terminábamos saliendo un par de horas más tarde de lo planeado. Tomé un par de fotos para enviárselas a Amy más tarde. La pobre había estado teniendo unas náuseas matutinas terribles, por lo que las imágenes la animarían.

Sonreí para mis adentros mientras admiraba la vista que me rodeaba.
“Oye, nena, ya puedes usar la ducha”.
El sonido de la voz de Parker detrás de mí me hizo voltear. Él estaba parado allí, vistiendo un par de calzones nada más, y la hermosa vista me hizo gemir.
“En cuanto termine mi cafe me ducho", sonreí.
Él asintió y salió para unirse a mí, sirviéndose un café antes de sentarse. Me hizo señas para que me acercara a él, y felizmente accedí. Me llevó a su regazo para sentarme y me besó suavemente.
“No puedo creer que solo nos queden unos días aquí”, comentó.

"Lo sé, estaba pensando lo mismo", hice un puchero. "Pero estoy segura de que podemos volver".
"Sí, podemos visitarlo como parte de nuestro viaje el próximo año".
Asentí y le sonreí. Eso me encantaría. Sabía que faltaba todo un año para viajar de nuevo, pero ya estaba emocionada por nuestro viaje.
“Creo que de todos los lugares que he visto, este es uno de mis favoritos. Pero una gran parte de eso se debe a que estoy aquí contigo”.

A veces olvido que ha visto varios lugares acompañado por esa p*rra, y esta idea me pone un poco celosa. Sé que no debería, pero no puedo evitarlo. Aunque me gusta que la próxima vez que viaje, será conmigo.
“A veces olvido que has visto tantos lugares”.
“Sí, y habría sido mucho mejor si hubiera ido contigo y no con ella”.
"¡Pienso lo mismo! Pero no puedes cambiar el pasado. A partir de ahora, crearemos nuestros propios recuerdos", sonreí y lo besé.
“Eso haremos. No puedo esperar, cariño”.
"¡Sí!", sonreí.
Terminé mi café y le robé otro par de besos antes de ir a ducharme.
"¿Estás segura de que no quieres compañía?", me preguntó.
"Tú ya te duchaste", respondí, riéndome.
"No me importaría hacerlo otra vez".
Aunque no podía verlo, sabía que estaría sonriendo en ese momento.
“No, mejor quédate allí. Quiero salir a pasear, y si me acompañas, nos tardaremos horas", me reí.
Lo escuché reír cuando llegué al baño y negué con la cabeza, divertida. Podríamos divertirnos más tarde después de salir a dar una vuelta.
***
Parker y yo salimos a cenar y tomar unas copas después de un día ajetreado y lleno de acontecimientos. El lugar en el que estábamos comiendo era hermoso y tenía una pista de baile llena de parejas bailando. Era una escena encantadora y el amor estaba en el aire a nuestro alrededor.
De repente, Parker se levantó de la mesa.
"¿Adónde vas?", le pregunté.
“No me voy a ningún lado, sino que tú y yo vamos a bailar”, sonrió.
Negué con la cabeza. No bailo, y mucho menos en frente de tanta gente. Solo pensar en ello me puso ansiosa.
“Vamos, mi amor, ¿bailas conmigo?”.
Él me mostró su mejor sonrisa, usando sus ojos de oveja mientras extendía su mano hacia mí. Iba a decir que no de nuevo, pero no pude resistirme a esa maldita sonrisa.
"Te odio en estos momentos", resoplé.
“No, claro que no lo haces, dulzura. Me amas demasiado para odiarme".
Tenía una mirada de orgullo en su rostro porque sabía que era la verdad. Puse los ojos en blanco, pero tomé su mano, y él me puso de pie para conducirnos hasta la pista de baile. No podía creer que aceptara hacer esto.
Encontramos un lugar en la pista y me acercó a él. Envolvió sus brazos alrededor de mi cintura, y me acurruqué para descansar mi cara en su cuello. Entonces, empezó a balancearnos suavemente. Solo tomó un segundo antes de que me relajara y me olvidé de todos los demás en la habitación. Parecía que solo éramos nosotros dos.
"Te amo", susurró a mi oído.
"Yo también te amo", le susurré en respuesta y acaricié su cuello.
“No veo la hora de convertirte algún día en mi esposa y en la madre de mis hijos, Skye”.
Mi corazón se aceleró al escuchar esto. Me encanta que piense en esas cosas conmigo. Levanté la cabeza para mirarlo, me acerqué y acaricié su mejilla. Él cerró los ojos y se acercó a mi mano.
"Yo también quiero todo eso contigo", hablé y cubrí sus labios con los míos.
Parker me abrazó más cerca y me devolvió el beso. Una vez que nos separamos, volvimos a bailar. Se sentía increíble estar así con él. Entre sus brazos, siempre me sentí protegida y amada.
“Gracias por el baile, señorita”, dijo cuando la canción llegó a su fin.
"Gracias a usted, amable señor".
Luego de esto, besó mis labios, entrelazó nuestros dedos y nos guió de regreso a nuestra mesa, justo a tiempo para que llegara el postre.
"No fue tan malo, ¿o sí?", cuestionó.
“No, fue perfecto”.
Me estiré sobre la mesa, coloqué mi mano sobre la suya y la apreté.
"Me encantaría bailar contigo en cualquier momento y lugar, Skye".
"Eres un hombre increíble, ¿lo sabías?".
“Hago lo posible para ser todo lo que te mereces”.
¿Todo lo que merezco? ¡Él es mucho más de lo que merezco!
"Eso no tiene nada que ver conmigo. Esa es tu forma de ser y no hay muchos como tú".
"Gracias, pero tú me haces un mejor hombre".
¿Cómo tuve tanta suerte? Juro que pensé que los hombres como Parker solo se podían encontrar en libros y películas. ¡Nunca esperé tener uno en la vida real!
“Y tú me haces un mejor humano”.
Él se movió del otro lado de la mesa para venir a sentarse a mi lado. Una vez allí, me rodeó con el brazo y apoyé la cabeza en su hombro. Luego plantó un suave beso en mi frente, haciendo que mi respiración se entrecortara. Sin importar cuántas veces hiciera eso, siempre me volvía loca.
“Tú y yo, cariño, por siempre”.
“Sí, tú y yo”, repetí después de él.
Nos robamos otro beso antes de concentrarnos en nuestros postres.
Esa noche fue excepcional. Por otra parte, cada día y noche con él eran especiales. No me importa lo cursi que suene, ¡es la verdad!