Capítulo 42
1289palabras
2021-12-13 14:15
Después de esto, Seth Chen le dijo a Jacobo: "Muchas gracias, doctor Ye. Si hay algo que pueda hacer por ti en el futuro, por favor házmelo saber”.
Jacobo respondió: “No hay nada que agradecer”.
"Doctor Ye, ¿hay alguna indicación que debamos atender a partir de ahora?”, Elaine se apresuró a preguntar.

Luego de pensarlo por un momento, Jacobo respondió: "Esta vez la situación es diferente, y no hay ningún riesgo. Lo único que les pediré es que no le quiten el amuleto de Buda que le puse”.
Señalando hacia el cuello de Lily, continuó: "Debido a su nacimiento prematuro, esta niña se enfrentará a muchos desastres en el futuro. Sin embargo, esa estatuilla podrá mantenerla a salvo por el resto de su vida".
Los cuatro se sorprendieron. El Buda de jade verde en el cuello de la pequeña parecía realmente extraordinario. Los cuatro eran grandes conocedores de piedras preciosa, pero fue Andrew Zhao quien finalmente exclamó: “¡Es rey jadeíta!”.
"¿Rey jadeíta?", Seth Chen se sorprendió. "Doctor Ye, esto es demasiado valioso. Ya me has ayudado lo suficiente, no puedo aceptarlo”.
El rey jadeíta era un jade de primera calidad y Seth sabía que su valor se calculaba en al menos un millón de yuanes. Ante esto, Jacobo hizo un gesto con la mano diciendo: “No es ninguna molestia. Además, Lily me agrada y quisiera darle un regalo. Y quién sabe, tal vez necesite la ayuda del director Chen en el futuro”.
El hombre respondió de inmediato: "Oh, por favor, no me llames director; puedes llamarme hermano, si no te importa. Hermano mío, si necesitas mi ayuda en el futuro, solo dímelo".

Jacobo sonrió: "Tu puesto es muy importante en el ministerio de salud pública. Tal vez algún día necesite algo de ti”.
Seth Chen se palmeó el pecho y prometió que definitivamente le ayudaría siempre que le fuera posible.
Después de almorzar en la casa de Andrew Zhao, Jacobo Ye regresó a su villa. En el camino, se detuvo en una farmacia, pues llevaba días sintiéndose mal y quería comprar un poco de medicina china fresca para hacer té. Sin embargo, la tienda era demasiado cara y sus precios llegaban a ser hasta dos o tres veces más elevados que los de otros lugares. A pesar de esto, el negocio era muy popular.
En cuanto Jacobo terminó de empacar sus hierbas, escuchó una voz familiar: "Jacob Ye, ¿eres tú?".

Naturalmente, esto le hizo preguntarse sorprendido quién podría conocerlo aquí. Mirando hacia arriba, sus ojos se encontraron con los de Ryan Tao, a quien había conocido en la subasta de piedras en bruto. Entonces, recordó que el chico provenía de una familia aristocrática de medicina tradicional china, y resultó que eran dueños de la farmacia en la que se encontraba. Con esto en mente, Jacobo simplemente asintió con la cabeza antes de pagar la cuenta e irse con sus cosas.
"Por favor, espera”, exclamó Ryan detrás de él.
"¿Qué pasa?”, Jacobo preguntó. De hecho, tenía mucho respeto por las habilidades médicas de Ryan Tao. Ahora que había recibido la herencia espiritual, su ventaja era injusta, pues Ryan había aprendido progresivamente desde que era un niño. Si bien sus capacidades eran bastante buenas, le faltaba experiencia y era demasiado arrogante. Si tan solo lograra mejorar su actitud, seguramente lograría grandes resultados en el campo de la medicina china.
"Jacobo Ye, quiero desafiar tus habilidades médicas", dijo Ryan Tao.
Este reto hizo que Jacobo frunciera el ceño, pensando que este chico en verdad era implacable. Negando con la cabeza, dijo: "Ya te dije que la medicina tradicional china se usa para salvar el mundo, no para competir entre practicantes. ¿Los ancianos de tu familia no te han enseñado eso?”.
"Tú...", el rostro de Ryan se puso rojo de inmediato. Su abuelo solía decirle exactamente lo mismo, pero el hecho de escuchar a Jacobo que tenía su misma edad pronunciándola lo hizo enfurecer.
"Esa es la única manera en que uno puede mejorar sus habilidades, así que no estoy aquí para competir, sino para avanzar”.
"¿Eso es todo?" Jacobo respondió en tono de broma. "¿No quieres demostrar que las habilidades médicas de los Tao no se comparan con las de nadie en el mundo?”.
La expresión de Ryan se transformó en segundos antes de decir con orgullo: "Por supuesto, también tengo eso en mente. Las habilidades médicas de la familia Tao son las mejores del mundo y nadie se puede comparar con nosotros. Somos insuperables en todo el país".
"Si estás tan seguro de eso, ¿qué ganarías con competir con alguien más?”, preguntó Jacobo en un tono grave.
"Yo...", Ryan no sabía qué responder. “Puedo usar mis habilidades para salvar al mundo”.
Jacobo se burló: "¿Ah, sí? ¿Incluso salvarías a alguien pobre que no tenga dinero para pagarte?”. Luego de esto, señaló hacia un mendigo herido y agregó: "Este hombre tiene heridas graves y está justo a la puerta de tu negocio, ¿por qué no lo curas?”.
Ryan Tao estaba furioso: "Es perfectamente natural que los médicos reciban honorarios por dar un tratamiento. Además, hay demasiada gente pobre en el mundo, ¿cómo podríamos cuidar de todos y sobrevivir?”
Jacobo dijo con voz fría: "Entonces, será mejor que dejes de decir que eres muy noble. Tal vez antes te habría creído que estás lleno de benevolencia y grandes valores, pero ahora veo que no puedes vivir sin dinero”.
La cara de Ryan Tao se puso morada. Quería responder algo, pero lo que acababa de escuchar simplemente lo dejó mudo.
Ante esto, Jacobo tomó el té de crisantemo en su mano y dijo: "La medicina aquí es dos o tres veces más cara que en otros lugares. ¿Por qué?".
Ryan respondió enfadado: "¡Tenemos una gran reputación! ¿Cómo podría compararse cualquier otra farmacia con nosotros?".
"Entonces, no hables de salvar personas. Abres una farmacia para ayudar a los demás, pero les cobras más dinero que cualquier otro. Tu nobleza no es tan auténtica como dices”.
"¡Tonterías! No te atrevas a calumniar a mi familia. Quiero competir contigo en las habilidades médicas tradicionales chinas", Ryan rugió.
"¿En verdad crees estar calificado para competir conmigo? Ni siquiera sabes cuál es el verdadero propósito de estudiar medicina, así que no mereces siquiera el título de médico”, reprochó Jacobo con frialdad.
"No te atrevas a desafiarme, bastardo".
"Ryan, cállate ya", la voz de un anciano se escuchó desde la puerta.
Ryan se dio la vuelta y vio que se trataba de su abuelo, David Tao, lo cual lo dejó atónito. Bajando la cabeza, explicó: "Abuelo, este chico calumnió nuestras habilidades médicas".
"Tiene razón. ¿Cuántas veces te he dicho que estudiamos medicina por salvar el mundo y no para lucirnos? No hay lugar para la vanidad en nuestra profesión”, gritó el anciano.
"Abuelo, reconozco que estaba equivocado", se disculpó el chico bajando la cabeza.
"¿Tú eres el doctor Ye?”, le preguntó David Tao cortésmente a Jacobo.
"Es usted demasiado amable, no merezco ese título. Solo soy un estudiante que aún no se gradúa y mis conocimientos de medicina tradicional china no son suficientes. Lo que dijo el Maestro Tao es cierto; los médicos nacieron para salvar a las personas. Es evidente que su ética es incomparable con la de la gente común”, dijo Jacobo.
"No soy digno de tus palabras. Si estás libre ahora, me gustaría invitarte a mi casa", dijo el anciano.
Agradecido por poder experimentar de cerca las habilidades de un gran maestro, Jacobo asintió y siguió al hombre.
Dentro de un antiguo consultorio de medicina tradicional china, había varios pacientes esperando para ver al Maestro Tao. El lugar estaba decorado con caligrafía antigua y en la pared de la izquierda colgaba un gran abanico con las palabras "La medicina al servicio de la humanidad”, escritas en él.