Capítulo 37
873palabras
2021-12-13 14:15
Jacobo Ye se burló: "¿Tan terco eres? A mí me gusta cobrar venganza de inmediato, ¿qué estás esperando?”.
Mientras hablaba, abofeteó a Jayden Bai, haciendo que escupiera un par de dientes.
"Maldita sea...".

Las bofetadas siguieron cayendo.
"Yo...".
Más bofetadas; cada vez que el chico abría la boca para hablar, Jacobo le soltaba otra bofetada hasta que su rostro se puso morado. Finalmente, no se atrevió a hablar más y simplemente apoyó la cara contra el suelo mientras jadeaba pesadamente.
Mientras tanto, la pelea alarmó a los guardias de seguridad, quienes se apresuraron hacia ellos gritando: "Dejen de pelear o llamaremos a la policía".
Sin embargo, cuando vieron el rostro feroz de Jacobo, nadie se atrevió a acercarse a él. El hombre se puso de pie y sacó su teléfono para tomarle algunas fotos a Jayden Bai mientras se burlaba: "Señor Bai, ¿verdad? Deje que todos los presentes vean tu rostro, por favor”.
"No…", luego de ser golpeado brutalmente, Jayden apenas logró pronunciar débilmente.

"Recuerda en el futuro que no debes ser tan arrogante”, advirtió Jacobo mientras le daba una palmada en la cabeza antes de irse con Megan Lan.
Tan pronto como salieron, varios matones entraron rápidamente y, al ver la mirada en el rostro de su jefe, dijeron nerviosamente: "Señor Bai, ¿quién le dio una paliza así? ¡Nos encargaremos de romperle los brazos y las piernas!”.
"¿Quiere llamar a la policía?", el guardia de seguridad preguntó con cautela.
"¡Cállate y lárgate!", Jayden Bai estaba furioso.

¿Cómo era posible que el poderoso Jayden Bai fuera golpeado de esa forma y que le tomaran fotos? ¿Sería demasiado vergonzoso para él si llamaran a la policía ahora? No podía permitir que lo humillaran de esa forma; si las fotos llegaran a los medios, incluso su padre terminaría avergonzado.
"Jacobo Ye, espera y verás. ¡Juro que haré de tu vida un infierno!", exclamó el señor Bai con fiereza mientras sus matones lo ayudaban a levantarse. Ahora, también odiaba a Megan Lan y maldijo en secreto: "Eres una maldita perra. Estaba ciego por haberte tratado tan bien. Un día de estos te mataré".
Jacobo Ye estaba sorprendido; durante lo que creyó que sería un día de compras normal, ya había sido acosado dos veces.
Megan Lan dijo con preocupación: "Jacobo, la familia de Jayden es rica y poderosa. ¿No tienes miedo de lo que te puedan hacer?”.
"En absoluto; no le tengo miedo a los jóvenes malcriados y con poder”, respondió él, pensando para sus adentros que jamás permitiría que alguien insultara a su madre y mataría a quien se atreviera a hacerlo.
"Pero... ¿y si decide llamar a la policía?", preguntó la chica, sin dejar de preocuparse.
Jacobo sonrió: "No tienes de qué preocuparte. Ese tipo de hombres suelen ser muy orgullosos y llamar a la policía por algo tan insignificante significaría una gran humillación para ellos. Además, le tomé una foto y, si esta llegara a hacerse pública, no podría sobrevivir en Oakdale".
"No seas tan impulsivo en el futuro", advirtió Megan.
"Está bien, querida esposa”, sonrió él.
"¿Acabas de llamarme esposa?”, preguntó la chica sonrojada.
"Se está haciendo tarde. Vamos, te llevaré a la estación de trenes", dijo él mientras cambiaba el rumbo del auto hacia la estación.
Tanto Jacobo como Megan provenían del mismo poblado, el cual se encontraba a unos cientos de millas de Oakdale, por lo que no era necesario tomar un avión para llegar. Además, la ciudad ni siquiera contaba con un aeropuerto.
Poco después, llegaron a la estación justo a tiempo, pues solo faltaban 20 minutos para que partiera el tren. Dentro del auto, Megan abrazó envolvió el cuello de Jacobo con los brazos, llena de angustia.
"Oh, querido...".
"¿Qué sucede?".
"No puedo soportar dejarte".
"Entonces no te vayas, quédate conmigo”, él sonrió.
"Pero también extraño a mis padres...", dijo ella.
"Entonces ve a visitarlos. De todos modos, falta medio año para que las clases vuelvan a empezar”.
"Bueno, pero no coquetees con otras chicas durante mi ausencia", dijo Megan preocupada.
"Tranquila, ¿acaso no me conoces?”, respondió él con una sonrisa.
"¿Cómo podría no preocuparme? Todos los hombres son coquetos por naturaleza”.
"Yo no; ¿te parece que lo sea?”, argumentó él con firmeza.
"No, pero aun así me preocupo. Eres un hombre tan excelente que cualquier chica mataría por estar en mi lugar. ¡Si pudiera, te haría mío ahora mismo!”, exclamó ella de repente. Tan pronto como terminó de decir esto, sostuvo su rostro con fuerza para darle un beso.
Como era verano, ambos llevaban poca ropa y Jacobo pudo sentir el cuerpo de Megan comenzando a calentarse, y su piel tan suave estuvo a punto de provocar un estallido en su interior. Lentamente, su beso comenzó a volverse cada vez más apasionado. Preso de la emoción, la mano derecha de Jacobo se deslizó lentamente hacia arriba para frotar los senos de Megan a través de su delgado vestido. Sus pechos redondos estaban hinchados y extremadamente suaves.
¿Cómo podría ella soportar la emoción? Sin poder evitarlo, alzó la cabeza para jadear en busca de aire. Todo su cuerpo estaba caliente y sus encantadores ojos estaban borrosos mientras dejaba escapar un gemido lujurioso y luego, débilmente, volvió a caer en los brazos de Jacobo. Ahora estaba a su merced...